Mostrando entradas con la etiqueta Zeus. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Zeus. Mostrar todas las entradas

sábado, 16 de agosto de 2025

El Ciclo Troyano (parte 7. Paris y Menelao).

 

Menelao sostiene el cuerpo de Patroclo.
Copia romana de la Epoca Flavia, según original Helenístico, Siglo III aC.
Plaza de la Señoría, Florencia. Foto: sonofgroucho, 2005. Fuente: Flickr. Lic. CC BY 2.0


Aún restaba por verse muchos más horrores. Las aves de rapiña y los perros seguirían teniendo su diario festín en la llanura de Troya. Los honores fúnebres se habían ido convirtiendo en un dudoso privilegio, al que no todos los caídos podían aspirar. Cada tarde, agotados, ambos ejércitos retiraban a los heridos y retornaban a la seguridad de su campamento, los unos, o de la ciudad, los otros.

lunes, 28 de julio de 2025

El Ciclo Troyano (parte 6. Dioses y hombres).

 

Griegos y troyanos luchan junto al cuerpo de Patroclo.
Por José de Madrazo ca. 1812. Museo del Prado, Madrid, España.

Odiseo, en su tienda, deambula de un lado a otro, mientras cavila sobre las cosas que han ocurrido. Alejado de su tierra y sus afectos, de su hogar y su reino en Ítaca, ahora tan lejana en el tiempo y en la distancia... ¿Qué habrá sido de su querida esposa, la fiel Penélope? ¿Y de su hijo? Tanto luchar en vano, en una guerra que a fin de cuentas, no era su guerra.

lunes, 24 de marzo de 2025

El Ciclo Troyano (parte 5. Los comienzos de la guerra).

 

Los amores de Helena y Paris (detalle). Por Jacques-Louis David, 1788.
Museo del Louvre, París, Francia. 

Sin mirar hacia atrás, Paris y Helena partieron hacia la ciudad de Troya. Lejos de sentir el más leve remordimiento, irradiaban felicidad. Mas no hay que olvidar que los humanos no somos sino simples muñecos, sujetos al veleidoso capricho de los dioses. Hera había jurado vengarse del irreflexivo amante, por lo que nunca quedaría satisfecha, hasta verlo acabado. Invocó a las deidades marinas y bastó solo un segundo, para que las quietas ondas se transformaran en vorágine, lista para engullir las embarcaciones troyanas. 

lunes, 23 de septiembre de 2024

El Ciclo Troyano (Parte 3. El Rapto de Helena).

Paris. Por Johann Heinrich Tischbein, 1815.

Grandes expectativas anidaban en el corazón de Paris, ahora convertido en un altivo príncipe. Por ello, apenas se enteró de la partida de un grupo de emisarios hacia la corte de Esparta, no dudó en embarcarse junto a ellos. Allí reinaba Menelao, hijo de Atreo, junto a la bella Helena. Apartando a un lado lo que el más elemental sentido común aconsejaba, supuso que esa era la oportunidad que la diosa Afrodita le estaba ofreciendo, para hacer valer su promesa.

lunes, 5 de agosto de 2024

El Ciclo Troyano (Parte 2. El Juicio de Paris).

 

La oscuridad envuelve a Troya con su manto. El embriagante aroma de las flores nocturnas invita al reposo. Pero, en su lecho, la reina Hécuba se agita inquieta. En sueños, ve que en su vientre lleva un tizón encendido, que termina por incendiar no solo el palacio real, sino la ciudad entera. Las llamas todo lo arrasan. Nada queda en pie. Al estar próxima a dar a luz, piensa que lo mejor será consultar los designios del oráculo.


La caída de Troya. Por Johann Georg Trautmann, Siglo XVIII.
Fuente: http://www.zeller.de


lunes, 10 de junio de 2024

El Ciclo Troyano (parte 1. La manzana de la discordia).


Ilustración de La Ilíada, por John Flaxman, 1795. 
Fuente: Dr. Haack. Leipzig, Alemania.

Oh destino cruel, ¿por qué permitiste a la desgracia cebarse en la querida Ilión, también llamada Troya, hasta dejarla convertida en cenizas? ¿Cómo pudo el hombre hollar sus inexpugnables muros, erigidos por la mano de los dioses, y con su planta impía, profanar sus sagrados templos? ¿Acaso fue justo que los hijos pagaran por las culpas de sus padres? De haber sido ese el motivo, el precio resultó ser demasiado elevado. 

sábado, 19 de febrero de 2022

The Greeks. Tales and mythology (part 1).

 

Greek bireme ship, ca. 500 bC. 
Source: Ancient and modern ships, part 1.
By Sir George Holmes. British Museum, London.


The year 1100 BC. On a showy colored sails vessel, at the distance, the crew begin to glimpse the coast of Attica. They are greek traders, coming from the Hellespont. Everything seems to run according to the schedule. But the Aegean, as the Mediterranean, are quite unpredictable seas. In only a few minutes, the rough swells and whistling rushes of the wind, announce a sudden storm. Towering waves nearly engulf the ship and everyone on board. The captain, thinking it's all over, begins to pray. He offers a healthy big bull to the god of the seas, if he becomes favorable, granting them his protection from the angry ocean. The sailors keep struggling for nobody knows how long, until, all of a sudden, the storm ceases and the sea turns calmed again. They arrive safe and sound...

miércoles, 20 de febrero de 2019

El amor en la Mitología Griega.



Píramo y Tisbe. De un fresco en Pompeya. Foto: Pyrthis.jpg, 2009. Derivado de Escarlati.











Píramo y Tisbe.

Cuando el mundo aún era joven, en la opulenta ciudad de Babilonia vivían dos jóvenes que se profesaban un sincero amor. Aquellos eran los tiempos de la legendaria reina Semíramis. A pesar de que vivían como vecinos, sus familiares eran rivales acérrimos. Un muro les separaba, literalmente. Pero su amor se asomaba a través de una rendija, como una frágil pero persistente planta, ansiosa de florecer. Una cómplice grieta, era lo que permitía entrar en contacto a aquellas almas enamoradas.

Por supuesto, el mantener separados a dos jóvenes amantes es una de las tareas más arduas que existen. Así que día a día comenzaron a fraguar un plan, para huir juntos. ¡Nada podía ser más halagüeño! Un futuro juntos, sería la mayor de las felicidades. De ese modo, sin ser advertidos, en el silencio de una noche, la hermosa Tisbe y el impaciente Píramo, salieron de sus moradas. Quedaron en encontrarse junto a la tumba del rey Nino, junto a una gran árbol de moras. ¡Oh, hado cruel que te complaces en jugar con los mortales! Cuánta tristeza les esperaba en ese lugar…


jueves, 14 de febrero de 2019

Orfeo y Eurídice.

Entre los rasgos principales de los seres humanos, se encuentra la capacidad de manifestar los sentimientos y las pasiones. No cabe duda de que este es un tema muy complejo, cuyo estudio conlleva a la ímproba tarea de adentrarse en lo profundo de la psiquis, del alma. La mezcla de lo que sentimos, con nuestros instintos, nos convierte en criaturas diferentes a cualquier otra, incluso entre los mismos humanos. Tal vez la más conocida manifestación de todo esto, sea ese común pero a la vez extraño sentimiento, llamado Amor. Es bien conocido que existen varios tipos de amor y que además puede variar en su intensidad. Por supuesto, también se encuentra su contrapartida, el Odio…

domingo, 13 de enero de 2019

Mito de Teseo y el Minotauro

Muchos de nosotros sin duda recordamos aquella impactante escena de la película “El Resplandor”: como el personaje Jack Torrance, magistralmente interpretado por Jack Nicholson, en medio de su locura, o tal vez de una posesión demoníaca, persigue a su pequeño hijo, hacha en mano, a través de un gélido laberinto vegetal. Al final, él termina extraviado y muere de frío, mientras el niño logra escapar.

La palabra laberinto se ha convertido en sinónimo de dificultad, de problema de muy complicada solución. Podemos decir que existen laberintos físicos, materiales, pero también los hay mentales... No hay que olvidar que basados en esta idea, se han diseñado interesantes pasatiempos y juegos.

Durante siglos, los nobles y acaudalados amos de palacios y castillos, gustaron de la decoración de sus jardines con ingeniosos laberintos, formados por setos hábilmente mantenidos. Aquellos vistosos vergeles eran ideales para el juego y la distracción de los cortesanos, pero a menudo resultaron muy propicios para ardorosos encuentros románticos.

sábado, 15 de junio de 2013

La Imaginación de los Griegos (parte I)


Barco griego (birremo)

Año 1100 AC., en un hermoso bajel de vistosas velas, sus ocupantes divisan en la lejanía las costas del Ática. Se trata de comerciantes griegos procedentes del Helesponto. Todo marcha de acuerdo a sus planes,  pero el Egeo, al igual que el Mar Mediterráneo, es muy cambiante. En cuestión de minutos el oleaje encrespado y las ráfagas de viento anunciaron una repentina tormenta. Las enormes olas amenazan con tragarse la nave y a todos a bordo. El capitán, a punto de darse por perdido, ofrece al dios de los mares un hermoso toro, si se muestra propicio y les otorga su protección en medio de esa tempestad. Siguen luchando por no se sabe cuanto tiempo más, hasta que, repentinamente, el mar se calma y la tormenta cede: están a salvo.