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El peso de los siglos. El Coliseo romano.
Foto por: Daniel Delgado P. 2010. |
Existe una tendencia natural en los seres humanos, y es el deseo de trascender en el tiempo, de perpetuar nuestra memoria. Es como la búsqueda, en algún grado, de la inmortalidad. Gracias a esa tendencia, una gran cantidad de sucesos, ocurridos en épocas remotas, quedarían registrados. Así, la conmemoración de los grandes triunfos, o de impactantes conquistas, por ejemplo, siempre resultó un tema predilecto para los arquitectos, artistas, y artesanos en general. Los obeliscos, columnas, mausoleos, arcos triunfales, estatuas, casi siempre hablan de un glorioso pasado. Sin embargo, también existe otro tipo de obras, más sutiles, como una estela, o una vasija pintada, tal vez algún poema escrito, hasta una tela bordada... que pueden resultar de la misma importancia histórica. La mayor fragilidad de este tipo de testimonios hace que sea una verdadera suerte hallarlos en buen estado de conservación.
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El Tapíz de Bayeux, fragmento. Foto por Dennis Jarvis, Halifax, Canadá. 2014. Fuente: France-000668-Tapestry-8-9
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Tomemos por caso el Tapíz de Bayeux, el cual pudo preservarse en muy buenas condiciones, si se tiene en cuenta sus casi mil años de antiguedad. El retrato del modo de vida medieval que quedó plasmado en él, además de los acontecimientos que relata, lo convierten en un documento histórico de inestimable importancia. Pero, ¿cual es esa historia que relata el Tapíz de Bayeux? Hay algo que salta a la vista, y es que dicho tapíz fue elaborado para ser exhibido en algún gran salón, o tal vez en una iglesia, para que muchas personas pudieran contemplar y admirar el camino hacia el triunfo, de su rey. Algo así como una propaganda real...