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martes, 16 de marzo de 2021

Un misterio nunca explicado (parte 3).

 

Edgar Allan Poe. Dibujado a partir del daguerrotipo "Última Tule". Por Mathew Brady,
 anterior a 1849. National Archives at College Park. Maryland, EEUU.

La muerte de Edgar Allan Poe, dejaba la puerta abierta a cualquier posibilidad. La aparente ausencia de pistas y de posibles sospechosos, no parecía ser suficiente, como para descartar la opción de un intento de homicidio. Más todavía, si ese intento fue finalmente exitoso. Lo sucedido, clamaba por una investigación exhaustiva, que permitiera dilucidar sus verdaderas causas. Eso no era algo complicado, a pesar de los métodos policiales un tanto rudimentarios, de aquella época. Pero, por algún motivo, a fin de cuentas, imperó la tendencia a asignar su muerte, a causas naturales. Ante el pasmo de la inacción, quedaron demasiadas preguntas sin responder. La ausencia de datos, unida al aura negativa del escritor, que con una calculada dosis de malicia, fue sembrada en la opinión pública, contribuyeron a la propagación de una falsa idea, acerca de su vida y su triste desenlace. 

lunes, 23 de noviembre de 2020

Un misterio nunca explicado (parte 1).

 

Baltimore en 1849. Tomado de: The Enduring Mistery of Allan Poe´s death
por: Nick Kolawkoski, 2018. En: medium.com


En la otoñal mañana del 3 de octubre de 1849, por las calles de la ciudad de Baltimore, deambulaba un hombre, con apariencia de estar ebrio. Algo en sus facciones delataba, que no era un simple vagabundo. Vestía un saco sucio, que con toda seguridad ya había visto pasar sus mejores épocas; pantalones raídos, que no eran de su medida. Como para complementar tan estrafalario atuendo, usaba un sombrero de paja y un elegante bastón. Debido a su mirada extraviada y la incoherencia de su hablar, los transeúntes evitaban su cercanía. Trastabillando, al fin se desplomó cerca de una alcantarilla y allí permaneció inmóvil, boca abajo, en una grotesca pose, que a muchos parecía producirles hilaridad, en lugar de preocupación, al creer que dormía plácido su gran borrachera.