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Plaza del Campidoglio, Roma, 1750, por Giovani Paolo Panini Fuente: vita-colorata.livejournal.com 2017 |
A medida que los años pasaban, Miguel Ángel se iba convirtiendo en uno de los últimos sobrevivientes de uno de los movimientos más espectaculares de la historia. Parecería justo, que un ser como él, alcanzara a ver buena parte de aquellos alcances y realizaciones, fruto del ingenio de sus contemporáneos. Pero ocurrió, que al comenzar a apagarse los astros que iluminaban el cielo del Renacimiento, también se iban extinguiendo las viejas intrigas y rivalidades. Por ese motivo, a las puertas de la vejez, algunos grandes proyectos arquitectónicos, ya en ejecución, fueron a parar a sus manos. A una edad provecta, cuando ya lo más probable era que comenzaran a abandonarle las fuerzas para el duro trabajo del cincel, pudo canalizar su creatividad hacia un nuevo rumbo, que en nada desmerece su obra anterior, aun más, hay quien lo cataloga al mismo nivel e incluso por encima, en su genialidad.