No crean que siempre ha sido fácil para mí el creer en la Navidad, en la conmemoración del nacimiento de Jesús el Redentor. Durante mi niñez, la idea de la existencia del Dios Niño, fue lo más natural del mundo. Juguetes, manjares, las infantiles alegrías de mis primeros años, hicieron del mes de diciembre, una época maravillosa. Pero, el abrir de los ojos a la razón comenzaría a hacernos meditar… ¡no todo era felicidad!, de hecho, descubrimos que un sinnúmero de personas jamás había conocido la más pequeña alegría en la Nochebuena.
La vida ha sido gentil conmigo. No puedo quejarme: de todas las tempestades, he logrado salir a flote. Debería agradecer a la vida, al universo o a Dios… a veces, ¡hasta he llegado a creer que soy un elegido del destino! Ah, pero a pesar de ello, dentro de mí también habita la duda. He de aceptar que en nuestra naturaleza está implícito el derecho a hacernos preguntas. ¡Si hasta los santos y profetas tuvieron sus dudas y flaquezas! Elías, San Pedro, Santo Tomás… hasta el mismo Cristo tuvo sus momentos oscuros. Yo, que soy solo un mortal común, ¿cómo no me va a asaltar la incertidumbre?
A medida que trepamos por la cuesta de nuestra existencia y hemos llegado a contemplar el rostro real de la vida, se nos ocurre: ¿no será todo aquello meramente un cuento? Desde los tiempos remotos, los hombres festejaron la llegada del solsticio de invierno. No parece ser muy difícil que una celebración de origen pagano, haya terminado por ser asimilada por los primeros cristianos, transformándola en la conmemoración del nacimiento del Redentor de la humanidad… ¡nada más y nada menos! Pareciera quedar al trasluz que tan solo se trata de una simbología ¿Por qué fue elegida esa fecha y no otra? Me pregunto: ¿Por qué no ocurre lo mismo con la Pascua de Resurrección y los días Jueves y Viernes Santo? En lugar de tener una fecha fija, como ocurre el veinticuatro de diciembre, estos eventos fluctúan entre los meses de marzo y abril ¡qué extraño es eso! ¿Quién arreglaría las cosas de esa manera algo caprichosa?
También sé que estas “dudas razonables” en modo alguno son originales mías. Entonces, ¿por qué tantas personas, a lo largo de todas las épocas, se han aferrado a la esperanza de creer en cosas que lucen improbables? Y sin embargo debo confesarlo, a mí también me ocurre: ¡necesito creer en algo! A todo esto, debo añadir que a través de mi experiencia, he podido constatar que no todo lo que pasa alrededor nuestro posee una explicación razonablemente lógica: durante mi vida he contemplado innumerables situaciones “extrañas”, de esas que caen en el fértil e imaginativo campo de las coincidencias. ¿Pero, cómo pueden ocurrir tan a menudo? Esto trae a mi memoria, el recuerdo de una de esas curiosas experiencias, que a uno lo dejan meditando. ¿Quieren escucharla?
Todo ocurrió en Roma, como casi siempre, de la manera más inesperada. Roma es una ciudad hermosa, llena de historias. Particularmente (tal vez muchos no opinan lo mismo), a mí me agrada el otoño y el comienzo del invierno, con sus frías ráfagas de brisa, ideales para buscar guarida en sus cafés y restaurantes, protegidos del frío. Sus arboledas, que aún se resisten a perder su pardo follaje; las luces navideñas, pero sobre todo, sus elegantes mujeres, quienes parecen salidas de un desfile de modas, luciendo la colección otoño-invierno de algún conocido diseñador. Todo eso atrapa mis sentidos y me seduce sin remedio. Pasear hasta la Fontana de Trevi en una de esas frescas noches, convida a regresar para de nuevo dejar caer una moneda en sus cristalinas aguas. Tal vez piensen que estoy demente, pero algo que me encanta, es buscar una gelateria por las inmediaciones y saborear un rico helado, tal vez de pistache, servido en un cono. Para mí eso es como sentir el toque de la Dolce Vita.
En la mañana de aquel día inolvidable, tras un suculento desayuno, tomé el transporte que me conducía desde mi confortable hotel, en Aurelia Antica, hasta la esquina de Ottaviano. Allí continué, utilizando el Metro. El impacto de salir del subterráneo y toparse cara a cara con el Coliseo por vez primera, es algo muy especial, puedo asegurarlo. Recorrer esas conmovedoras ruinas, para luego continuar hacia el Foro Romano y al Campidoglio, dejando que la tarde caiga mientras caminamos, nos hace evocar sin remedio, tiempos de gloria y decadencia, como pocos lugares en el mundo. Al pasear por esa urbe eterna, sin sufrir el bochorno de otras épocas del año, podemos escudriñar sus infinitos rincones, que tal vez oculten secretos que nunca serán revelados. No me cabe duda alguna: amo esta ciudad cuando es acariciada por la fresca brisa de octubre.
De nuevo el Metro… con sus paradas y salidas por el lado izquierdo o derecho, cuidadosamente anunciadas en italiano por una agradable voz femenina. En el Vaticano y en la Capilla Sixtina, fuimos deslumbrados por el lujo y el esplendor de sus tesoros. La imponente arquitectura y sus obras de arte, todo hecho con los más finos materiales. Un lugar donde la genialidad de Miguel Ángel parece flotar inmarcesible, es como para dejar boquiabierto a casi cualquier ser humano.
Pero sin percibirlo, en mi cabeza comenzó a tomar cuerpo una idea. Al igual que ocurre a tantas otras personas, nos llega a resultar chocante el que tanto lujo y belleza, puedan convivir junto a una dolorosa miseria. Aquellos seres que imploran por limosna, casi besando el suelo a nuestros pies, coexistiendo junto a la hipocresía de una actitud conmiserativa teatral. Es algo que no tiene en absoluto nada que ver con la magnificencia que mora tan solo unos metros más allá... De inmediato se inició uno de mis forcejeos mentales con Dios, con La Fe, ¡conmigo mismo! ¿Qué casta de “sumos sacerdotes” regentan nuestra religión? Ante su marcada impotencia para resolver tan triste situación, ¿no sería más honesto el renunciar a la vida de lujo que llevan estos “santos varones”?
Aquella noche casi no pude dormir, me conformé al pensar que los “ministros de Dios” no son sino seres humanos, tan imperfectos, o aun más que nosotros, sobre cuyos resbaladizos hombros reposa la cúpula de San Pedro. Por cierto, ellos en nada resultan semejantes a la admirable piedra original, que Jesús eligió para levantar la Iglesia Católica. Antes de ser vencido finalmente por el sueño, mi pensamiento fue: “Señor, si realmente existes, te pido no humildemente, que me envíes alguna señal. Esta podredumbre envuelta en mármol y oro, no es justa. Así sea una pequeña señal, ¡yo sabré captarla!” Una extraña paz se apoderó de mí, y dormí hasta muy avanzada la mañana.
Tras un rápido desayuno, de nuevo a pasear por la ciudad. Nunca se cansará uno de ella, y jamás llegará a contemplar todas sus maravillas. Bernini, con sus esculturas a las que solo les falta hablar… ¡cuánta belleza! El Imperio, el Renacimiento, todo está allí para nuestro deleite. Con cierta vergüenza, he de confesar que durante casi todo el día olvidé mi atormentada vigilia de la noche anterior. Entonces comenzaron a ocurrir extraños eventos. No pude pasar por alto la amabilidad con la cual comencé a ser tratado. El trato a veces hosco, que es proverbial en los italianos (debo aclarar que no es todo el tiempo, ni son todos ellos) se transformó como por arte de magia en una agradable dulzura.
Me considero una persona de rasgos normales, más bien feos. Por extraño que resulte, ese día dos personas: una de ellas en una tienda y la otra en una plaza, luego de quedarse viéndome, al fin se acercaron a mí y me hablaron. En su idioma, el cual entiendo, aunque no lo hable muy bien, dijeron casi las mismas palabras: —-“disculpe, pero no pude evitarlo, su rostro me parece familiar, es tan hermoso y refleja tanta bondad”. Fueron un hombre y una señora de quienes escuché aquello, ¡lo puedo jurar! Con ambos conversé y les agradecí su amable, aunque extraña actitud. Por supuesto, a la segunda vez ya me resultaba muy curiosa tal situación. Al final de la tarde de nuevo tomé el tren, de regreso a mi ya familiar esquina de Ottaviano. Entonces ocurrió algo que no podré olvidar jamás. Viajaba absorto por los extraños sucesos de la tarde, mientras lentamente iba descontando las estaciones que faltaban para mi destino, en un vagón medianamente ocupado: no eran pocos los viajeros a esa hora. En ese momento vino directo hacia mí, como si no hubiese nadie más, una joven pedigüeña, con un niño en sus brazos. En verdad les aseguro que no vi que ella le pidiera a alguien más. Maquinalmente, hurgué en mi bolsillo para darle algunas monedas, cuando reparé en la cara de la ragazza. Aquel era el rostro más bello que yo jamás haya podido ver. Sus facciones parecían salidas del pincel de da Vinci o más bien, de Botticelli… y aun más hermosa, si me preguntan. Casi lloro al contemplarla, ¡nunca la olvidaré! y el bebé en sus brazos era un verdadero ángel. Pensé: “Dios, ¡gracias, estás aquí!” Con un grácil gesto, ella agradeció las monedas y de nuevo se perdió entre los pasajeros. Por un instante, yo quedé petrificado. Con lágrimas en los ojos, descendí en mi estación y caminé un corto trecho, para tomar el bus que me llevaría de vuelta hasta el hotel.
Por supuesto, mi mente lógica comenzó a formular variadas hipótesis, todas ellas girando alrededor de la “casualidad” como posible explicación. Pero ese día, cercano a la maravillosa Navidad del año de 2008, me sentí absolutamente iluminado por la presencia de Dios. Si había pedido una manifestación divina y no entendía que ella había ocurrido durante casi todo el día, hubiese sido un gran acto de ceguera y de una pobreza espiritual sin límite. Deseo recalcar que no es la primera vez que me ocurren cosas que no tienen una fácil explicación. Aunque he vuelto a tener mis ratos de rebeldía o duda en muchas otras ocasiones, al final siempre encuentro el modo de reconciliarme con Él y sentir la paz del espíritu, aun en medio de la peor tormenta.
Para cerrar nuestro ciclo de sagas y leyendas nórdicas, les preparamos este pequeño grupo de audios, cuyo texto fue tomado del hermoso libro “Leyendas Nórdicas”, recopilación de Antonio Urrutia Raspall, segunda edición 1968, por Ediciones AFHA Internacional, S.A.
Esperamos que sean de su agrado, al igual que este ciclo de leyendas...
Dragon, en un tapíz medieval. Libro Familiar Nórdico, 1907. Vol. 6, pág. 816.
Viajemos a la época en la que el dragón aún sobrevolaba los cielos escandinavos. Los vikingos no se habían aventurado más allá de los fríos mares nórdicos. En aquellos tiempos difíciles, no existía más ley que el peso de las armas. Los señores de la guerra protegían las tierras de Dinamarca, pero avasallaban sin piedad a sus sencillos moradores.
Bahía de Flensburgo, Alemania. Foto por: Wolfgang Pehlemann, 2012.
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Existe una pequeña ciudad en Alemania, llamada Flensburgo, cuyo pasado resulta en verdad interesante. Debemos agregar que tiempo atrás esas tierras se encontraban bajo el dominio danés. Allí podían ser vistas la ruinas de un castillo muy antiguo... Según contaban los viejos, aquél era un lugar embrujado. ¿Quieren escuchar esa historia?
Entre las leyendas nórdicas favoritas, resalta una curiosa historia, relatada por el escritor danés Jens Peter Jacobsen en sus Canciones de Arrullo. Aunque pareciera estar basada en la vida del rey Valdemar IV de Dinamarca, la saga original se remonta a tiempos aun más antiguos. La sencillez de estos relatos nos transporta a un mundo que por distante que pueda parecer, ejerce en nosotros un mágico encanto, cuya explicación tal vez se halle en lo profundo de nuestra alma, o de nuestro subconsciente.
Waldemar IV de Dinamarca, ca. 1375. {{PD-US}}
Cuentan que en Dinamarca una vez existió un rey llamado Valdemar. Vano sería el intento de describir su amor por la pequeña Tove, utilizando palabras comunes... Pero aquella dicha fue efímera: ella murió, y el rey fue incapaz de hacer enterrar el cuerpo de su amada. De ese modo, la mantuvo cerca, en una sala a la que a diario acudía para venerarla. Durante sus viajes, cuidaba de que ella fuese parte de su séquito. No se prolongó mucho esta situación sin provocar la curiosidad y podríamos agregar, la molestia, en sus vasallos, quienes no lograban explicarse aquella pasión, que ni la fría muerte conseguía aplacar.
Odín y la Adivina. Por: Lorenz Frolich, 1895. De la traducción danesa de los Edda, por Karl Gjellerup, 1895.
Foto por bloodofox, 2201. {{PD-US}}
Viajemos ahora, con la mágica nave de nuestra mente, en busca de relatos legendarios cuyos orígenes se remontan a distintas épocas. Como ya hemos dicho, muchos de ellos están basados en hechos reales, pero a lo largo de los años han sufrido diferentes grados de distorsión. Perturbadores muchas veces, aleccionadores otras tantas, pero siempre llevando impresos en ellos la idiosincrasia de los pueblos en los cuales se originaron. Resulta desconcertante sin embargo, que algunas de estas historias parecieran estar presentes en la tradición de países o culturas alejadas en muchos sentidos. ¿Hablará esto de un ignoto origen común? Estamos seguros de que aún queda mucho por descubrir a este respecto...
Buffalo Bill show poster, 1899. Courier Litho. Co. Buffalo, NY. Library of Congress, USA.
In our society, is a very noticeable fact the extreme admiration caused by some celebrities. It seems as if we humans need to create worshipping objects. But as a consequence, this often leads to an "almost sickly" myths factory. For the same reason, it should not be surprising that in ancient times, men always exhultated their heroes and their feats. It is still happening nowadays, more than ever! An obvious example of this, is before our very eyes: the way many people follow their sports or artists idols´ performances. Besides, is clear the induction of this behavior, exerted by some interested groups, such as advertising agencies and even by politicians... they often make use of those kind of "living myths", as a tool to control the masses´ will.
Atenas, antiguo estadio olímpico. Foto: Daniel Delgado
Editorial
Tiempos difíciles nos ha tocado vivir. El masivo éxodo del pueblo venezolano, huyendo como si fuesen los desplazados de una guerra, o buscando mejores horizontes, cuando el país aún posee suficientes riquezas para albergar una mayoría próspera, no encuentra justificación alguna. Afortunadamente, en términos generales nos hemos encontrado con la solidaridad de unos cuantos países. A pesar de algunos problemas ocasionados por la xenofobia y por el mal comportamiento de ciertos venezolanos (está migrando gente educada y preparada, pero también gente desordenada, acostumbrada a veinte años de libertinaje), es innegable que nos están dando el hombro, en esta hora triste y desastrosa. No obstante, quisiéramos resaltar dos puntos, relativamente sutiles, pero dignos de ser tomados en consideración. No son pocos los colaboradores de esta tragedia y catástrofe que se han ido o se están marchando a vivir cómodamente en el exterior. Los capitales que estas personas ingresan a otros países, no aguantan la menor revisión acerca de su origen lícito. ¡Es solo cuestión de aplicar las normas legales! El otro punto es todavía más importante, este éxodo hubiese podido ser evitado y no hubiese acarreado tantos inconvenientes de haber encontrado más colaboración cuando aún era temprano. No hay manera de soslayar que fue un problema que estuvo en manos de los venezolanos, solo hasta cierto tiempo, pero la colaboración, la complicidad y hasta el hacerse de "la vista gorda" de una comunidad internacional mayoritariamente controlada por países entonces aliados del régimen venezolano, hizo absolutamente inviable una solución por las vías convencionales. Eso sin mencionar las cómplices traiciones a nivel interno. Lo que vemos hoy, no es más que la consecuencia de años de abandono y de mal manejo de este problema. Ya Nicaragua está viviendo algo similar... es hora de ayudar a nuestros pueblos, ¡mientras más tarde, más difícil será!
Momentos de la historia. El 6 de mayo de 1937, mientras realizaba maniobras de aterrizaje en la estación Lakehurst, en New Jersey, EEUU, el dirigible alemán Hindenburg estalló en llamas y quedó destruido. A pesar del relativamente escaso número de personas fallecidas (36), la noticia fue de gran impacto mundial y ocasionó el fin prematuro de la Era del Dirigible.
Video YouTube: Accidente del "Hindenburg" (1937) sub spanish
Usuario: Omega Buenos Aires
La imagen...
Ciudad de San Francisco en 1850-51. Fuente: Biblioteca del Congreso, USA
Ni las inmensas distancias a recorrer, ni las privaciones y enfermedades, nada lograba detener la profusión de aventureros que invadió el estado de California a partir del año de 1849. Procedían de todo el mundo, pero especialmente del este de los Estados Unidos. Se convirtió en una práctica común el tomar embarcaciones a vapor que rodeaban el Cabo de Hornos, en travesías casi interminables. En esta y en otras rutas no tan largas a menudo perdían la vida muchos hombres contagiados por la fiebre del oro.
Publicidad de los viajes a California, aparecida en New York, ca. 1850.
Printer: G. F. Nesbitt and & Co Fuente: http://content.cdlib.org
El descubrimiento de pepitas de oro en Coloma, en la propiedad del
general John Sutter (1848) fue imposible mantenerlo en secreto y la
noticia se propagó muy pronto. Aquellos gambusinos que arribaban en
oleadas, fueron conocidos como los Forty-Niners. Entonces surgieron
verdaderos potentados, pero también muchos acabararían en la pobreza, o
muertos... Una de las consecuencias mas notables de este acontecimiento
fue que la ciudad de San Francisco pasó de ser una insignificante aldea, a
convertirse en una ciudad en constante progreso. El crecimiento
económico también produjo la incorporación el estado de California a la
Unión Americana. Por desgracia, los indígenas americanos de nuevo
terminarían perdiendo sus tierras.
Las periódicas turbulencias internas que gradualmente fueron debilitando
al Imperio Romano, hicieron crisis hacia el año 96 de nuestra era,
cuando el emperador Domiciano fue asesinado por la guardia pretoriana.
Por fortuna, fue colocado como nuevo monarca un hombre juicioso: el
senador Nerva. Él intentó mejorar las condiciones de vida del pueblo,
además de disminuir las fricciones con el Senado. Pero era un hombre de
edad provecta y no tenía hijos. Comprendió que nunca lograría controlar
al ejército, y para evitar el caos luego de su muerte, designó como
sucesor a un general que inspirase confianza y respeto. De ese modo, vió
en Trajano al hombre adecuado. Para asegurar la sucesión, lo adoptó
como su hijo. En el año 98, Trajano se convertiría en el primer
emperador romano nacido fuera de Italia (nació en Hispania, en el año
53). Resultó ser un gobernante capaz y un brillante militar. Durante su
reinado, el imperio romano alcanzó su máxima expansión territorial (año
100). Nerva y Trajano además, dieron inicio a una dinastía que llevó
algo de tranquilidad a la convulsa historia romana.
Antonio José de Sucre, por M. Tovar y Tovar
.Palacio Federal Legislativo Caracas, Venezuela
De las guerras emancipadoras de Suramérica surge con límpido fulgor el
nombre de Antonio José de Sucre. Nacido en Cumaná, Venezuela, siendo
casi un niño se alistó bajo las banderas patriotas. Su gran inteligencia
y sus conocimientos técnicos le permitieron ascender de manera
paulatina. Con apenas veinticinco años le correspondió liderar la misión
que llevó adelante el tratado que puso freno a la pavorosa guerra de
exterminio que venía ocurriendo desde hacía varios años. Pero su
verdadera valía se demostró en las campañas libertarias fuera de su
patria.
La muerte de Sucre, por: Arturo Michelena, 1895. Galería de Arte Nacional.Foto: Wikimedia Venezuela, 2014. {{PD-US}}
Con la victoria de Pichincha selló la independencia de Ecuador. Prosiguió hacia el sur y en 1824 se convirtió en el líder de las fuerzas unidas de Perú, Argentina, Chile y la Gran Colombia, dirigiéndolas con sumo acierto, hasta obtener un decisivo triunfo en el Campo de Ayacucho, el 9 de diciembre de ese mismo año. Esto le valió el nombramiento de Gran Mariscal, por parte del Libertador Simón Bolívar. Más tarde, en contra de su voluntad, se convirtió en el primer presidente de la recién fundada República de Bolivia; sin embargo las intrigas políticas lo llevaron a renunciar, tras sufrir un atentado. Su mayor ambición era la de retirarse a una tranquila vida privada, ¡pero su destino era otro! Aun empuñaría las armas una vez más, esta vez para librar a Ecuador de la agresión del General Lamar, a quién derrotó ampliamente a pesar de estar en desventaja numérica. Al igual que en todas sus grandes victorias, fue generoso con los vencidos. Pero su lealtad a Bolívar y su proyecto político, le granjearía acérrimos enemigos; es muy posible que la envidia que Sucre despertaba y la creencia de que pudiera convertirse en sucesor del gran hombre, terminó siendo su sentencia de muerte. Cuando regresaba a su hogar en Quito, luego de sufrir la decepción del fracaso del proyecto gran colombiano, fue cobardemente emboscado en la selva de Berruecos. Con apenas treinta y cinco años de edad, quedaría tendido aquel hombre generoso y valiente, un personaje de esos que nace solo uno cada cien años. Aquello fue como un presagio de los males que iban a predominar en nuestras jóvenes naciones...
Efemérides de agosto y septiembre.
Agosto
1 1920 Gandhi inicia la desobediencia civil en la India.
3 1492 Zarpa Cristóbal Colón del Puerto de Palos, España, en el viaje del descubrimiento de América.
1912 Alemania declara la guerra a Francia (Primera Guerra Mundial).
5 1498 Colón pisa tierra continental en las Costas de Paria, Venezuela, en su tercer viaje.
1936 Combate del Convoy de la Victoria, en el inicio de la Guerra Civil Española.
6 1945 Lanzamiento de la bomba atómica en Hiroshima, en la Segunda Guerra Mundial.
8 1974 Renuncia de Richard Nixon, por el escándalo Watergate.
9 48 aC Batalla de Farsalia.
11 480 aC Batalla de las Termópilas, Guerras Médicas
12 2000 Hundimiento del submarino ruso Kursk.
13 1910 Muere Florence Nightingale.
14 1945 Rendición de Japón, Segunda Guerra Mundial.
15 1769 Nace Napoleón Bonaparte.
1914 Inauguración del Canal de Panamá.
17 1850 Muere José de San Martín.
18 1228 Muere Gengis Kan.
19 1994 Muere Linus Pauling.
20 1977 Lanzamiento de la sonda espacial Voyager.
1988 Fin de la guerra Irán-Irak.
23 1942 Batalla de Stalingrado, Segunda Guerra Mundial.
24 2006 Le es retirada a Plutón la categoría de planeta.
25 1609 Galileo presenta y demuestra su primer telescopio.
2012 Muere Neil Armstrong.
28 1929 Tratado de Lima entre Perú y Chile.
29 2005 El huracán Katrina asola New Orleans.
30 1797 Nace Mary Shelley.
Septiembre
1 1943 Alemania invade Polonia dando inicio a la Segunda Guerra Mundial.
2 31 aC Batalla de Accio.
1945 Firma del Acta de Rendición de Japón, pone fin a la Segunda Guerra Mundial.
4 1888 George Eastman patenta el primer rollo y la primera cámara Kodak.
5 1774 Se reúne el primer Congreso Continental de las colonias que dieron origen a los Estados Unidos de América.
6 1522 Juan Sebastián Elcano y dieciocho hombres culminan el primer viaje de circunnavegación del globo terráqueo.
1998 Muere Akira Kurosawa.
7 1940 Se inicia el bombardeo de Londres en la Segunda Guerra Mundial.
9 1975 Lanzamiento del Viking 2, rumbo a Marte.
11 1973 Derrocamiento y muerte de Salvador Allende.
2001 Atentados terroristas en EEUU. caída de las Torres Gemelas.
13 1321 Muere Dante Alighieri.
14 1920 Nace Mario Benedetti.
15 1928 Alexander Fleming anuncia el descubrimiento de la Penicilina.
16 1810 Con el Grito de Dolores, comienza la Guerra de Independencia de México.
17 1787 Se firma la Constitución de los EEUU.
1978 Firma del acuerdo de Camp David, entre Egipto e Israel.
19 1783 Primer vuelo en globo de los hermanos Montgolfier.
22 1869 Estreno del Oro del Rin, de Wagner.
23 63 aC. Nace el futuro primer emperador romano, César Augusto.
24 1570 Ejecución del último rey inca de Vilcabamba, Túpac Amaru.
25 1066 Batalla de Stamford Bridge.
28 1066 Guillermo el Conquistador desembarca en Inglaterra.
1970 Muere Gamal Abdel Nasser.
30 1452 Johannes Gutenberg imprime la Biblia.
Sabía usted que...
Leif Eriksson descubre Norteamérica, por Christian Krohg 1893.
Fuente: Galería Nacional de Noruega.
La presencia de los vikingos en Norteamérica permaneció en el olvido durante muchos siglos. Este pueblo de marinos audaces, en algún momento comenzó a migrar de un modo persistente. Tal parece que los recursos disponibles en sus tierras de origen no alcanzaban para abastecer una población en continuo crecimiento. A partir del Siglo VIII se hicieron tristemente célebres por sus correrías y por la violencia de sus pillajes en el norte de Europa, en un principio, y luego por casi todo el continente, en especial en aquellas poblaciones que fuesen más vulnerables, en las regiones costeras, o tierra adentro, dondequiera que algún río navegable les permitiese llegar. No obstante, deberíamos pensar que tan solo se trataba de un nuevo caso de presión migratoria, algo muy común a lo largo de la historia de la humanidad. En determinadas ocasiones, aquello originaba una especie de efecto dominó, cuando el movimiento masivo de algunos pueblos inducía a su vez el desplazamiento de otros. No era raro que a fin de cuentas, a raíz de todo este proceso, los habitantes de alguna otra región terminaran pagando las consecuencias. En su eterno peregrinaje, los vikingos, quienes no poseían grandes conocimientos ni instrumentos sofisticados para la navegación, en cambio poseían un notable instinto para guiarse en medio de los azarosos mares septentrionales. Su básico sistema de orientación, consistía en mantenerse en las cercanías de la costa, hasta que la estrella del norte alcanzara una altura sobre el horizonte, similar a la del lugar adonde se dirigían. También usaban la posición del Sol a mediodía con esa misma finalidad. Luego hacían lo posible por mantener esas posiciones a lo largo de su travesía. Eso equivalía a utilizar la latitud para orientarse, pero se valían de métodos muy rudimentarios para hacer sus mediciones.
Modelo de barco vikingo (knarr). Foto: Europabild.
Museo Vikingo HedebyBusdorf, Alemania.
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A bordo de sus resistentes embarcaciones (llamadas knarr), navegaban no pocas veces a tientas, en medio de la neblina o de encrespados oleajes. Entonces debían recurrir a los indicios que el propio mar les ofrecía. Maderos u objetos flotantes, las aves marinas, el color de las aguas e inclusive algún resplandor en el cielo, podían convertirse en guías importantes para poder orientarse. Por todo ello, no podía resultar extraño que los vikingos a menudo se extraviaran y equivocaran el rumbo. Pero de ese modo casi fortuito, fue como se toparon por vez primera con Islandia, luego con Groenlandia y al fin con Vinlandia, en Norteamérica. En nuestro próximo número continuaremos con este relato. Conoceremos quienes fueron Eric el Rojo y su hijo, Leif Ericsson. Veremos cómo y quienes fueron los primeros europeos en llegar al Nuevo Mundo, y por qué aquello terminó en el olvido... trayendo como consecuencia histórica, el que a pesar de su innegable presencia, varios siglos antes del viaje de Cristóbal Colón, no pueda considerarse aquel hallazgo como un verdadero descubrimiento.
Curiosidades. La historia de la invasión de Jerjes a Grecia, hacia el año 480 aC. ha sido una fuente inagotable para los relatos heroicos. Sin duda, el modo en el que los griegos combatieron, merecía quedar marcado para siempre como una de las grandes gestas del hombre, en procura de su libertad.
Combate entre hoplita griego y guerrero persa.
Kílix del Siglo V aC. Museo Nacional de Escocia.
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Luego de la derrota persa en Maratón, el rey Darío I, ansiaba la oportunidad de tener la revancha, pero murió en el año 486 aC. mientras se preparaba para una invasión aun mayor. Entonces, su hijo Jerjes I heredó no solo el trono, sino la encomienda de llevar a cabo aquella venganza. No obstante y como ha ocurrido tantas veces a lo largo de la historia, los hechos comenzaron a hilvanarse caprichosamente... mientras Atenas y Esparta (casi los únicos que cargaron con la responsabilidad de defender a Grecia), se encontraban en una situación de relativa debilidad y era muy posible que al fin no pudiesen resistir la embestida persa, estos primero debieron atender una revuelta en Egipto (484 aC.). Para cuando Egipto volvió a quedar bajo control de Jerjes, Atenas ya estaba mejor preparada para la inminente guerra. Veamos como ocurrieron estos acontecimientos. En aquellos tiempos, en Atenas habían ocurrido algunas interesantes reformas democráticas, entre las cuales se encontraba algo que fue denominado como ostracismo. Se trataba de un sencillo sistema de votación popular, destinado a poner freno, mediante el destierro por diez años, a cualquier individuo que llegase a ser considerado peligroso para el bienestar colectivo. Una vez cada año, los ciudadanos se reunían en el ágora de la ciudad y en un pequeño trozo de cerámica podían escribir el nombre de quien considerasen merecedor de esa pena. Se requería la presencia (quórum), de al menos seis mil personas, para que el acto fuera válido. Aparte del destierro, el afectado no sufría algún otro tipo de castigo. Este sistema, se utilizó en Atenas durante casi un siglo y de un modo que resulta muy llamativo, nunca más volvería a ser utilizado ni en la misma Atenas, ni algún otro sitio. Pero en aquel momento, esta práctica ayudaría a ganar la guerra...
La Sibila de Delfos. Por: Miguelángel, 1509.
Capilla Sixtina Ciudad del Vaticano, Roma. {{PD-US}}
Ante la inminencia de la invasión, y como era una costumbre de los griegos, acudieron ante el oráculo de Delfos, para conocer el designio de los dioses y tal vez, alguna orientación acerca de lo que debían hacer. Los presagios fueron desalentadores: Atenas sería destruída y solo la muralla de madera quedaría sin conquistar... Este fue el inicio de un intenso debate entre algunos de los más importantes ciudadanos, como eran Arístides y Temístocles. El primero era un hombre de grandes cualidades, por lo que era conocido como Arístides el Justo. Su opinión era que debía construirse una sólida muralla de madera alrededor de la Acrópolis, para resistir allí cuanto fuese necesario.
Opuesto a ello, Temístocles insistía en que aquella muralla de madera, no podía ser otra cosa sino navíos de guerra, los cuales deberían construirse sin dilación. Según él, el oráculo estaba claro: sin importar lo que ocurriese, la batalla decisiva se libraría en el mar. Además, para entonces comenzaba a utilizarse un nuevo tipo de barco, el trirreme, mucho más ágil y maniobrable que los pesados barcos de Jerjes. ¡Una flota de trirremes les haría invencibles! Sin embargo, existía un inconveniente: la construcción de suficientes de estos barcos, implicaba un gran gasto. Entonces, la fortuna le volvió a sonreir a los griegos... en el año 483 aC. se descubrieron unas minas de plata en el Ática.
Trozos de cerámica (ostraka), con los nombres de Pericles,
Cimon y Arístides. Museo del Ágora Antigua, Atenas, Grecia.
Lic. Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 Unprtd.
Una nueva discusión surgió acerca del uso que debía darse a la nueva riqueza, pero el tiempo corría, y las noticias que llegaban de Egipto instaban a darse prisa: ¡muy pronto los persas caerían sobre Grecia! El asunto fue sometido a consulta popular y el pueblo debería decidir entre Arístides y Temístocles, aplicando el ostracismo. Uno de ellos debería dejar el camino libre al otro. Una simpática, pero aleccionadora anécdota, refiere que un ciudadano ateniense que no sabía escribir, sin reconocer a Arístides, le pidió ayuda para escribir su voto. Este le preguntó el nombre que debía escribir. ¡Arístides!, fue su respuesta. Intrigado, le preguntó por qué, a lo que el hombre le respondió con sencillez: --- "no tengo nada en su contra, pero estoy cansado de escuchar que todos lo llamen Arístides el Justo, ¡por eso lo hago!" De manera ejemplar, Arístides escribió su nombre y sin decir más, se marchó.
Avance del ejército y la flota persa a través de Grecia (Color Rojo). Se resalta el lugar de la Batalla de las Termópilas y los desplazamientos griegos (Azul). Por: Frank Martini, 2009, modificado por el usuario Sting y traducido por Juán José Moral.
Fuente: Mapa del Departamento de Historia de la Academia Militar de los Estados Unidos.
Temístocles resultó favorecido y su rival hubo de salir al exilio. De manera curiosa, la votación no salvó a Atenas de ser tomada y destruída por Jerjes, pero la muralla naval de barcos construída por los griegos destruyó la flota persa. Resultó ser un triunfo tan contundente, que no solo detuvo, sino que acabó con la arrolladora invasión. El 20 de septiembre del 480 aC. en los estrechos de Salamina, apenas tres días después de tomar Atenas, el rey persa comprendió que sin barcos estaba perdido, optando por regresar a sus tierras con la tercera parte de sus fuerzas. ¡Nunca más intentaría invadir a Grecia!
La manera en la que se fueron encadenando estos acontecimientos no solo salvó a los griegos, ¡resulta innegable que la historia del mundo hubiese tomado por otros caminos!
Frases célebres.
"Dicen que la historia se repite, lo cierto es que sus lecciones no se aprovechan". Camille Sée, Francia (1847-1919). "La felicidad está en la libertad, y la libertad en el coraje". Pericles, Grecia. (495-429) aC. "Caer no es peligroso ni vergonzoso, pero permanecer arrodillado es ambas cosas". Konrad Adenauer, Alemania. (1876-1967). "El genio es uno por ciento de inspiración y un noventa y nueve por ciento de sudor". Thomas Alva Edison, EEUU. (1847-1931). "En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un actorevolucionario". George Orwell, UK (1903-1950).
Adivine el personaje. Hoy nos encontraremos con un personaje realmente curioso, que vivió en los tiempos que antecedieron a la Revolución Francesa. Podría decirse que logró engañar durante mucho tiempo a una gran cantidad de personas, sin distinción de su nivel social, en no pocos países de la culta Europa. Sin duda alguna que se trataba de un hombre talentoso, no solo por los conocimientos que aparentaba tener, sino por su innegable habilidad para el engaño. De ese modo, logró crear tal aura de misterio a su alrededor, que posteriormente no resultó una tarea fácil el hilvanar su vida desde su origen: ¡así de fantasiosa fue su existencia! Desde su juventud mostró una aguda imaginación. Ingresó en una escuela de frailes y luego trabajó como ayudante de un farmacéutico; seguramente ambas actividades le permitieron adquirir conocimientos que le serían de gran utilidad en el futuro. Por sus continuos fraudes, pronto se vio obligado a huir de su tierra natal. Entonces daría inicio a una truculenta y casi increíble carrera... Cambiaba de nombre con tal frecuencia, que su verdadera identidad resultaba ser un secreto. Por entonces se unió en matrimonio con una bella joven, que a la postre terminaría convertida en compañera y cómplice de sus trucos. La gente le asignaba numerosos poderes, como la adivinación del futuro y la comunicación con el más allá. Algunos opinaban que él poseía el secreto de la piedra filosofal, llegando hasta el absurdo de creer que podía convertir las gotas de rocío en diamantes. Sus adeptos daban como cierto que este personaje era poseedor de conocimientos ancestrales, ocultos para el común de los mortales. Por supuesto, que también despertó escepticismo y un fuerte rechazo a lo largo de su recorrido por Europa, pero abundaban los creyentes en los poderes sobrenaturales de este hombre, quien vivía en la opulencia, como un verdadero príncipe. No obstante, él tenía buen cuidado de aparentar que era un hombre caritativo y bondadoso. Así mismo, fue fundador de sociedades secretas en varios países. Gracias a su magnetismo y teatralidad conseguía sugestionar a numerosas personas, llegando a convertirse en una especie de maestro iluminado para sus seguidores. Luego de tanta impunidad, finalmente quedó implicado en una millonaria estafa. Por el robo de un valioso collar, en un escándalo en el que incluso figuró el nombre de la propia reina de Francia, fue a parar a la cárcel. Estuvo preso en la Bastilla durante casi un año y al no haber pruebas contra él, fue puesto en libertad. Pero aquella alocada sucesión de engaños entonces ya llegaba a su final... incluso su esposa le dió la espalda. En su lastimoso derrumbe, al fin lo alcanzó el brazo de la Inquisición: iría a la prisión nuevamente, adonde murió pobre y en el olvido. Pintoresco e interesante personaje, ¿quién fue?
Personaje del número anterior.
Ciro II el Grande, por: Charles F. Horne, 1914.
Fuente: The Sacred Books and Early Literature
of the East.
New York, 1917. {{PD-US}}
Ciro II el Grande (Kurosh), fundador del imperio aqueménida. Nació en Anshan, Irán ca. 600 aC. y murió en Asia Central ca. 530 aC.
Leyendas del Mundo.
Vaqueros,por Charles Marion Russell, 1897.
Colección McKay. Sociedad Histórica de Montana. Helena, MT.
La convulsa historia del estado de Texas le ha convertido en una región con una impresionante riqueza de relatos y leyendas. Entre ellos, los cuentos de aparecidos y fantasmas ocupan un lugar de primer orden. La inmensidad de sus solitarios parajes ha resultado propicia para que algunos trasnochados viajeros aseguren haberse encontrado con situaciones y seres sobrenaturales.
Jinetes Fantasmas en el Cielo, por Leno Prestini,
1954.
Tomado de www.historylink.org.
Luces misteriosas, conquistadores españoles que dejaron sus tesoros enterrados, jinetes condenados a vagar por siempre, aderezan las conversaciones de los viejos lugareños, brindando un toque mágico a la vida de los texanos. Una de sus historias favoritas es la de los Jinetes Fantasmas en el Cielo*. Aparentemente originada en un hecho real, ocurrido en el Condado Crosby, hacia 1889, cuando aún era muy común el arreo de grandes manadas de ganado a través de las infinitas praderas del oeste americano. Una tarde de otoño, un grupo de agotados vaqueros conducía un numeroso rebaño. Las intranquilas reses hacían más ardua aquella tarea. En las cercanías del río Neches, mientras ascendían por una cuesta para cruzar la sierra, observaron que se avecinaba una fuerte tormenta. Al caer la noche, decidieron acampar en la cima, cerca de un manantial. Sawyer, el jefe de la caravana, cabalgó un poco para mirar los alrededores, en busca de indios. Entonces se sorprendió al descubrir una granja y una casa casi colgadas en la cima de la montaña. El conocía esa ruta como la palma de su mano y ahora se encontraba con aquel obstáculo en el camino. Le tomaría muchas horas dar un rodeo con todo el ganado ¡y estaban realmente cansados! Sawyer perdió la paciencia y se dejó llevar por la ira. De sus labios solo brotaban maldiciones. En un acceso de locura, agitando una tela blanca, comenzó a gritar para movilizar el ganado, terminando por provocar una estampida. Las nerviosas reses corrían desbandadas, mientras los caballos, con o sin jinete, las perseguían frenéticamente. A pesar de sus esfuerzos, los vaqueros no lograban controlar la situación. A la luz de los relámpagos, era posible ver la figura de Sawyer gritando como un poseído, mientras azotaba con furia a los animales. En su huída, el asustado rebaño arrasó con la granja, ahogando en un tropel los gritos y los llantos de personas inocentes. Aquella noche terrible, en medio del fragor de la tormenta y la oscuridad, el ganado continuó en su loca carrera, hasta comenzar a caer por los desfiladeros cercanos. Igual suerte corrieron Sawyer, sus vaqueros y sus caballos. Esa noche, sobre ellos caería la eterna maldición de perseguir un diabólico ganado, al cual jamás podrían dar alcance. Desde entonces, los valientes que osaban aventurarse por aquellos descampados, juraban haber visto al rebaño del diablo. Además, algunos decían haber oído las voces de los jinetes fantasmales, advirtiéndoles que debían huir del lugar a toda prisa, si no querían convertirse en parte de aquella infernal cabalgata, por toda la eternidad. Esta leyenda dio origen a una hermosa pero perturbadora melodía, que relata la experiencia de alguien que se topó frente a frente con los Jinetes Fantasmas en el Cielo. Sin duda, una de las canciones más famosas de ese género llamado Country Music. Aquí pueden disfrutar de la interpretación de ese gran cantante que se llamó Johnny Cash...
Video YouTube: Johnny Cash Ghost Riders in the Sky From live at Montreux DVD Subtitulada en castellano de un video ya existente, por Rafael1Uzumaki, 23 de abril de 2012. Usuario: MrKKQLOPIS, 18 nov. 2012. * Basado en el artículo: The Haunting Legend of Ghost Riders in the Sky, by Carol Commons-Brosowske, Sep 23, 2016. For The Texas Hill Country.
Noticias.
Unos trazos encontrados en un fragmento de roca, en una cueva en Blombos Sudáfrica, podría ser parte del dibujo más antiguo hecho por nuestra especie. Este "diseño abstracto" atribuído al Homo sapiens, fue encontrado en una capa de sedimentos datada en 73.000 años. Un equipo dirigido por el profesor noruego Christopher Henshilwood, de la universidad de Bergen, publicó sus conclusiones en la revista Nature: "este hallazgo muestra que fue hecho intencionadamente por uno de nuestros antepasados, quienes poseían la habilidad de realizar diseños similares utilizando diversas técnicas". Como era de esperar, las opiniones en contra del criterio de que este pueda ser el primer dibujo humano, han surgido de inmediato. Hasta se ha llegado a un abstruso debate acerca de lo que puede ser considerado como arte...
Podemos ampliar esta información siguiendo este enlace: Por Nuño Domínguez, 13 de septiembre de 2018. Para El País España, versión digital.
Las líneas rojas dibujadas a partir de una cera de ocre. Craig Foster (AFP)
Le invitamos ahora a dar un paseo por la historia de una ciudad cuya luz iluminará por siempre el espíritu humano: Atenas, la cuna de la democracia...
https://www.youtube.com/watch?v=OLWMTIicf5w Breve Historia de Atenas, publicado en YouTube por EGIPTOAROMA HISTORIA ANTIGUA, 27 de agosto de 2012.
El Libro.
Arturo Uslar Pietri, un escritor brillante, acerca del cual no hay mucho que agregar. Un hombre que a pesar de los avatares de la política, nunca se dejó apartar de su ámbito intelectual. Una vida útil, cuyo pensamiento constructivo intentó, dentro de sus humanas limitaciones, encaminar a su país, Venezuela, por mejores derroteros. Su obra es muy extensa, y aquí nos encontramos con una de sus mejores producciones: la vida de aquellos que a su juicio más influyeron en el destino de la humanidad. Un programa semanal de televisión que estaba dirigido a un país hambriento de cultura, fue transcrito para producir esta obra que es motivo de orgullo para las letras venezolanas. En este caso fue editado en cuatro volúmenes, a cual más interesante. Sin dudarlo, ¡es un libro que debe figurar en toda biblioteca!
Techos de Caracas, por Federico Brandt, 1928.
Galería de Arte Nacional. Caracas, Ven. Fuente: CONAC
¡Tantos sufrimientos, tantas vidas que había costado la existencia de Santiago de León de Caracas! A mediados del Siglo XVII, su gente no había hecho más que luchar contra la penuria y la fatalidad. Pese a su muy breve historia, terribles matanzas y tragedias naturales habían ocurrido en aquel valle, que un siglo antes no era más que el coto de caza de algunas tribus aborígenes.
A medida que los ojos del ser humano se abrían al entendimiento, aumentaba su curiosidad por conocer y tratar de dar alguna explicación a todo cuanto le rodeaba. Poco a poco, la naturaleza comenzaría a confiarle sus secretos. De ese modo, el hombre fue descubriendo algunas secuencias y ciclos naturales, al mismo tiempo que conseguía adaptarse a ellos... Pero, ¿podrían esos conocimientos ser utilizados de una manera práctica?
El Universo. De: La Atmósfera- Meteorología Popular, por C. Flammarion
Color por: Hugo Heikenwaelder, Viena, 1998. Lic. CC BY-SA 2.5
Con toda seguridad, uno de los primeros de esos ciclos que nuestros antepasados llegaron a captar fue el de los días y las noches... Para ellos, se trataba de períodos de luz y períodos de oscuridad que se repetían sin cesar. Veían al incandescente Sol ascender por los cielos y luego descender, hasta terminar ocultándose siempre por donde mismo; entonces todo se cubría de inquietantes sombras. Llenos de reverencia, aguardaban cada nueva aparición suya, por el horizonte opuesto. Con él, parecía renacer la vida: no había modo de pasar por alto que durante su ausencia la mayor parte de la actividad vital cesaba.
Noche de Luna llena. Foto: Luz A. Villa, Medellín, Colombia, 2007
Lic. Creative Commons Attribution 2.0 Generic
Sin embargo, al oscurecer, el firmamento se transformaba en un espectáculo maravilloso. ¡El hombre primitivo debió extasiarse ante su infinita belleza! Incontables luceros comenzaban a brillar, y la Luna, con su manto de fría luz, hacía su aparición. Aunque su tamaño parecía ser similar al Sol, su forma era cambiante. ¿Cómo habrán sido aquellas oscuras noches, en un mundo sin la menor traza de luz artificial? Era algo que no sólo invitaba a la contemplación, de seguro también significó un permanente estímulo para la curiosidad y el pensamiento.
One tree hill. foto: Christopher Michel, 2014.
Lic. Creative Commons Attribution 2.0 Generic
Desde siempre, el hombre intentó hallar el porqué de las cosas que ocurrían en el firmamento. En un principio, tomando como base lo que se ofrecía ante su mirada, resultaba muy tentador el pensar que la tierra ocupaba el centro de una enorme cúpula, en la cual se movían todos los cuerpos celestes. Durante milenios, muchos sabios mantuvieron un concepto erróneo acerca de todo aquello, así como de nuestro sitio en el universo. Aunque el Sol fue el primer astro cuyo comportamiento comenzó a ser estudiado, sería la observación nocturna la que a fin de cuentas permitiría explicar (basados en aquella hipótesis falsa), lo que acontecía en los cielos y su relación con los ciclos de la naturaleza.
Las constelaciones del Águila, la Lira y el Cisne, en el cielo del verano. Se muestra el "Triángulo del Norte",
formado por las estrellas Altair, Vega y Deneb. Foto: Martin Mark, 2015. Lic. CC Attributiion-Share Alike 4.0 International
La imaginación humana también pudo jugar un papel esencial, cuando entre los grupos de estrellas le pareció detectar formas conocidas. Cada noche, un desfile de figuras comenzó a poblar los cielos: un feroz león, tal vez un águila imponente, o un escorpión, por ejemplo. Lo más importante era que esas figuras nunca cambiaban, por lo que el conocimiento de esos "personajes celestes" pudo pasar de padres a hijos. Muchos siglos después, los griegos les darían el nombre de constelaciones. Aún hoy en día, unas cuantas de ellas nos resultan familiares... Eso, que tal vez se haya originado como un juego, resultó decisivo para la mejor comprensión del universo.Desde entonces, cada nuevo descubrimiento serviría de preámbulo para otros nuevos hallazgos.
Puesta de Sol el día del equinoccio en Pizzo Vento,
Fondachelli Fantina, Sicilia, Italia. Foto: Girtompir. Lic. CC0
Un árbol, un peñasco, una montaña, servirían a los astrónomos primitivos para hacer sus rústicas mediciones. Más tarde, el hombre comenzaría a erguir sus propios observatorios, colocando grandes piedras alineadas, o levantando construcciones cada vez más altas. Gracias a la continuada observación del firmamento, llegaría a comprender que había relación entre todo aquello y algunos fenómenos naturales. Las épocas de calor, las épocas de frío; las lluvias, las sequías, hasta las crecidas de los ríos y las mareas podían ser anticipadas. ¡Cuándo podía colectarse alimento y cuándo se podía esperar abundancia! Cuándo sembrar y cuándo cosechar. Todo parecía estar escrito en el cielo.
Salida de la Luna en Punta Mola, México. Foto: Dario Giannobile, 2014. Lic. Creative Comm. Att.-Alike 4.0 International
No fue difícil comprobar que la Luna y algunos otros cuerpos brillantes, se desplazaban más rápido que las estrellas. Estas parecían formar parte de un "telón de fondo" que se movía, aunque de manera casi imperceptible. Así, una noche la Luna podía ser vista junto a un determinado grupo de luceros, pero con el paso de las noches, ella se iba alejando cada vez más de ese grupo. A fin de cuentas, eso condujo al descubrimiento de que la Luna "caminaba" sobre las estrellas: ¡y en su camino siempre parecía recorrer las mismas constelaciones!
Las fases de la Luna: 1. Nueva, 2 - 4. Creciente, 5. Llena, 6 - 8 Menguante Autor: Pamplelune. Lic. Creative Comm. Att.-Share Alike 3.0 Unported.
Además, al comprender que los cambios en la forma, conocidos como fases de la Luna, se repetían periódicamente, se lograría un notable avance en la medición del tiempo. Se comprobó que entre una Luna Nueva (cuando la observamos cercana al Sol, al atardecer) y la siguiente, siempre transcurrían algo más de veintinueve días. Desde entonces el hombre comenzó a contar el tiempo en "lunas". Como es fácil notar, eso era equivalente a contar el tiempo en meses, tal como hoy lo hacemos. Así comenzarían a diseñarse los primeros calendarios lunares, que sirvieron de base a los que todavía se utilizan en algunos países.
Localizador de estrellas Sumerio, tercer milenio aC.
Hace aproximadamente unos cinco mil años, a los astrónomos sumerios se les ocurrió determinar cuales eran los grupos de estrellas (constelaciones) que la Luna parecía recorrer durante cada uno de sus ciclos. Esto equivalía a trazar la órbita de nuestro satélite. De ese modo, ellos reconocieron hasta veintiocho grupos diferentes, uno por cada noche. Tras ese recorrido, ella se encontraba de nuevo en la posición inicial. En consecuencia, para saber cual era el día del mes, no había más que revisar la posición de la Luna respecto a las estrellas. Pero aun así, aquello no era suficiente para comprender y predecir los ritmos de la naturaleza, ¡faltaba algo más! Los astrónomos pronto notaron que el calendario lunar no era capaz de anticipar con precisión los cambios estacionales. Ya entonces era conocido el hecho, de que la naturaleza repetía varios de sus ciclos aproximadamente cada doce lunas. Sin embargo, utilizando ese calendario, en pocos años acababan por producirse notorios desfases. La solución a ese problema la encontrarían en la observación de la trayectoria del Sol en el firmamento...
Ilustración de las fases de la Luna, por Galileo, 1616. {{
PD-US}}
Se hacía evidente que un año lunar, con sus trescientos cincuenta y cuatro días, resultaba ser muy corto. El desajuste que se iba observando fue subsanado, añadiendo un mes al año, cada cierto tiempo (nosotros añadimos un día al año cada cuatro años, también para compensar algún tipo de falla de nuestro calendario). De ese modo, se mantenía una aceptable coincidencia con los cambios de las estaciones. Algunos calendarios, como el babilonio y el griego, fueron diseñados de esta manera. El calendario religioso judío aún hoy utiliza este método. En un principio, los estudiosos del cielo no se habían fijado demasiado en el recorrido del Sol, ya que su luz enmascaraba el brillo de las estrellas. Pero no tenían duda de que surcaba un camino similar al de la Luna. Para entonces, los astrónomos ya disponían de algo parecido a un "mapa del cielo" y podían marcar el paso del Sol por entre los grupos de estrellas ya conocidos. Para conocer la ubicación del Sol, bastaba con fijarse en las constelaciones que le precedían antes del amanecer y las que se ocultaban justo tras él, al anochecer. De ese modo, pudieron confirmar que la trayectoria del Sol también era cíclica, pero parecía ser más lento que la Luna: él se tomaba poco más de trescientos sesenta y cinco días para completar cada vuelta, en lugar de los veintinueve días y medio del ciclo lunar. Esa trayectoria del Sol es conocida con el nombre de Eclíptica.
Eclíptica y las constelaciones del Zodíaco. Modificado a partir del trabajo de Joshua Cesa, en http://commons.wikimedia.org por Macalves, 2012. Lic. Creative Comm. Att.-Share Alike 3.0
Hacia el año 450 aC. un astrónomo griego, llamado Enópides, configuró las constelaciones de la eclíptica. Resultaron ser doce, y el Sol tomaba aproximadamente treinta días a su paso por cada una de ellas. Son nuestras conocidas constelaciones del Zodíaco. Los antiguos habían observado que además del Sol y la Luna, existían otros cinco astros brillantes, que recorrían las constelaciones zodiacales. Debido a sus movimientos que parecían ser irregulares, recibieron el nombre de planetas, que significa "errantes".
Equinoccio vernal, o primer punto de Aries.
Por: Francisco J. Blanco González. Pontevedra, España.
Hecho con Inkscape. Lic. CC BY 2.5
Lo más interesante de todo esto, fue el descubrimiento de que el tiempo que el Sol parecía tomar en cada uno de sus ciclos (no hay que olvidar que ese movimiento era aparente), encajaba a la perfección con el período de los cambios estacionales. Desde entonces, su llegada a la constelación de Aries, marcaría el inicio de la primavera. Todo un feliz acontecimiento, esperado y celebrado jubilosamente por casi todas las civilizaciones antiguas. Los ciclos solares además les permitían conocer la propicia llegada de las lluvias, e incluso la fertilizadora creciente de algunos ríos. En consecuencia, parecía lógico que un calendario basado en los movimientos del Sol, resultaría más útil que los conocidos calendarios lunares. No obstante, existió alguna resistencia hacia el uso del calendario solar. Tal vez por esa tendencia conservadora y tradicionalista que siempre ha sido parte del espíritu humano, se siguió empleando el calendario basado en la Luna, durante mucho tiempo. Sin embargo, en el antiguo Egipto ya utilizaban un calendario solar desde el tercer milenio antes de Cristo. Sería mucho tiempo después, en el año 46 a C. cuando Julio César impuso a los romanos una reforma, basada en el calendario egipcio. Desde entonces, se utilizaría el Calendario Juliano, que estaba llamado a perdurar por siglos.
Representación de Claudio Ptolomeo. De una publicación del año 1584.
Por: B. Maranchin y G. Chaudiere, Paris.
Fuente: Popular Science Monthly, April 1911.
Con respecto al cielo nocturno, debemos decir que el hombre no se conformó con el estudio del Zodíaco. Desde tiempos muy antiguos, algunos brillantes luceros, como Sirio, Altair, Vega, Polaris y tantos otros, ya eran bien conocidos, y quedaban fuera del círculo zodiacal... Por el año 275 aC. un astrónomo llamado Aratus, se dedicó a describir las constelaciones no zodiacales, otorgándoles un nombre a cada una. Más tarde, esa descripción sería mejorada y ampliada por Claudio Ptolomeo, hacia el año 135 de nuestra era; él llegó a reseñar ¡cuarenta y ocho constelaciones! Pero en sus tratados, ellos solo tomaban en cuenta las estrellas visibles o que formaban parte de alguna figura. Mucho tiempo después, con la invención del telescopio, fue posible descubrir la gran cantidad de astros que habían sido excluidos por su poco brillo.
Magallanes cruza el estrecho que lleva su nombre.
Autor desconocido, 1860. Fuente: Laurence Bergreen.
Más Allá del Borde del Mundo, 2005 {{PD-US}}
Con las exploraciones de los siglos quince y dieciseis, los navegantes observaron como a medida que se aventuraban más hacia el sur, la estrella Polar iba quedando cada vez más baja sobre el horizonte, ¡hasta que terminaba por desaparecer! En un principio, eso les ocasionaba un gran temor, pero después notaron que aquello no era más que una prueba de la esfericidad de la tierra (algo que ya los griegos habían comprobado mucho antes) y que habían traspuesto la línea que dividía la Tierra en dos mitades: el Ecuador. Lo cierto es que a medida que se aventuraban cada vez más al sur, estaban observando estrellas del hemisferio austral, nunca antes vistas por los astrónomos del viejo mundo.
Mapa celeste, que indica el área de cada una de las 88 constelaciones. Foto: Shadowxfox, 2008. Lic. Creative Commons Attribution-Share Alike 4.0 International, 3.0 Unported, 2.5 Generic.
En la actualidad, se ha dividido todo el firmamento entre ochenta y ocho constelaciones, las cuales incluyen cualquier estrella de las que hasta hoy han sido detectadas. Es decir, que cubren todo ese firmamento. Las constelaciones son muy variadas en sus formas y tamaños, y no pocas de ellas aún mantienen el mismo nombre desde tiempos verdaderamente remotos. Casi todas llevan el nombre de objetos, de animales o de personajes mitológicos.
El Consejo de los Dioses en el Cielo. Por Giovanni Lanfranco, ca. 1624. Galleria Borghese, Roma. Foto por: Livioandronico2013, 2015. Lic. Creative Commons Attribution-Share Alike 4.0 International.
Por supuesto que el conocimiento de los cuerpos celestes, siempre fue unido al temor reverencial ante las fuerzas de la naturaleza, ante lo desconocido. Por tal motivo, en la mayoría de los fenómenos naturales, el hombre creyó ver una manifestación de la voluntad de ciertas deidades caprichosas, que moraban en palacios celestes. En casi todas las religiones, desde el inicio de los tiempos, el Sol, la Luna, los brillantes planetas y estrellas, además de algunas constelaciones, no eran otra cosa más que sus dioses. Para obtener sus favores, se les hacían ofrendas, que en forma de humo pudieran ascender hasta ellos. En nuestro subconsciente, no hay duda que que aún quedan las trazas de algunas de esas creencias ancestrales. Por ejemplo, es muy común y hasta normal, que una persona, en señal de agradecimiento, dirija su mirada al cielo mientras pronuncia algunas palabras. ¿Quién no ha visto esa escena muchas veces? Tal vez la mayoría de nosotros también lo hace, y ni siquiera nos percatamos de ello...
Tomado de: Planting, harvesting and... Por: Seward, Alfred F. Chicago III, A.F. Seward & co. 1920. Foto: Internet Archive Book Images. Fuente: https://www. flickr.com 2014.
Del mismo modo, persiste la creencia muy generalizada en horóscopos y astrólogos, que relacionan la influencia de los planetas con el acontecer de nuestras vidas. Pero el tránsito de un planeta rojizo, no tiene por qué acarrear guerras; tampoco un planeta brillante, pero cuya superficie es un verdadero infierno, puede ser la personificación del amor y la belleza. Una constelación que representa unos gemelos, no tiene por qué influir en el carácter de una persona. Eso no es más que una reminiscencia de los tiempos en los cuales el creciente saber de los científicos resultaba eclipsado por el poder de las castas sacerdotales. ¿O es que no recordamos los casos de astrónomos que debieron retractarse de sus opiniones y teorías, ante las presiones inquisitoriales? Es posible que esos grupos, desde la antiguedad ya estaban acostumbrados a manejar la superstición colectiva, en beneficio propio.
Las Pléyades, cúmulo estelar abierto. Está a unos 400 años luz de la Tierra. Foto: NASA, Observatorio Palomar, Cal. USA. Fuente: http://hubblesite.org
¿Hasta qué punto las religiones que han existido y las que hoy conocemos, pueden ser la herencia de todo un bagaje cognitivo-espiritual de la raza humana? De algo estamos seguros: esa es una pregunta muy difícil de responder... Tal vez, la respuesta a muchas de nuestras dudas sí se halle entre las estrellas, ¡pero bien podría estar dentro de cada uno de nosotros!