lunes, 19 de agosto de 2013

La Conquista del Valle de los Toromaymas y la Fundación de Caracas (parte II)

 

 

El Fundador


Diego de Losada


Tendido en su lecho de enfermo, un caballero español libra una batalla más, esta vez contra la muerte. Su cuerpo fue consumido por la fiebre, su estado general es de postración, pero más que nada, su espíritu agotado y vencido lo precipita inevitablemente a su final. Clama por confesión, para descarga de su conciencia. Una vez lograda la paz interna, cae en un profundo sopor.

Su vida comienza a desfilar ante él a una velocidad de vértigo, de estas visiones delirantes ya no despertará...


Acto de fundación. Fuente: Kalipedia

Diego de Losada, rodeado de todos sus hombres, colonos y aliados aborígenes, se contempla a sí mismo, gallardo, lleno de vida. Golpea con su espada el tronco de dura madera, o rollo, con el cual se marcaba el lugar fundacional, según la usanza española, mientras dice tres veces las siguientes palabras: 

"Si alguno es tan osado y tan villano que contradijere este muy grande acto, por el cual tomo posesión de este territorio y provincia, en nombre de Su Majestad el Rey de España, Don Felipe II, que Dios guarde, y para gloria de Dios nuestro señor, que comparezca y lo diga".

Escudo de armas de la Ciudad de Caracas



Plano de Caracas. Juan de Pimentel, 1578


Luego el escribano completó el Acta de Fundación, donde constaba que esta había transcurrido de modo pacífico y sin contrariedad alguna. Firmaron el fundador y los testigos, procediendo al nombramiento de las diferentes autoridades, marcando el lugar donde se ubicaría la plaza mayor, la iglesia, la casa de gobierno y repartiendo los solares circundantes. Así quedó fundada Santiago de León de Caracas, corría el año de 1567, en el mes de julio.


Francisco Fajardo

De improviso, sin darse cuenta como, Losada se encontró en la ciudad de El Tocuyo, no muy lejos de sus tierras, que le habían sido otorgadas en encomienda. Allí escuchaba los cuentos que se decían sobre los intentos de conquistar la Provincia de los Caracas. Hablaban acerca de los esfuerzos de Francisco Fajardo, un mestizo hijo de un capitán español y la hija de un cacique. Fajardo, había mostrado gran habilidad en el trato con los aborígenes, y a pesar de haber tenido problemas con ellos, siempre se las ingeniaba para enderezar la situación. Había logrado avanzar poco a poco, en su intento de conquistar y colonizar esos territorios. Hasta había logrado establecer un hato en pleno Valle de los Toromaymas.

Lamentablemente para Fajardo, descubrió unas minas de oro en las cercanías del valle. Haya sido por su condición de mestizo o tal vez por pura envidia, fue relevado del mando. Fue sustituido por un tal Pedro de Miranda, que en lo que se percató del peligro que representaban las belicosas tribus de la zona, prefirió poner toda la tierra posible de por medio.


Juan Rodríguez Suárez

El mando luego recayó sobre un gran capitán, a quien conocían como el Caballero de la Capa Roja: Juan Rodríguez Suárez. Según lo que se decía, había llegado al huir de la Audiencia de Santa Fe (Bogotá). Su delito fue el haber fundado una ciudad sin autorización (Mérida, Venezuela). Pero él había sido protegido, al encontrar refugio en estas tierras. Sin contratiempos, consiguió llegar al territorio de los indios Teques, donde se encontraban las minas de oro ya mencionadas. Entonces buscó ponerse en contacto con Fajardo, quien le envió alguna gente de refuerzo. Allí se vivía en un estado de permanente zozobra.No había un momento de verdadera tranquilidad, ni siquiera en la noche. El temible cacique Guaicaipuro, se mantenía siempre a la ofensiva, fuera exitoso o no en sus intentos. 


Cacique Guaicaipuro


Tanto las minas, como el hato de Fajardo terminaron por ser arrasados, y muertas las personas que en ellos se encontraban. Aseguraban que los hijos de Rodríguez Suárez estaban entre los fallecidos. Sin embargo, este era un hombre de gran resolución y decidió fundar una villa allí mismo, en el lugar en donde estuvo el hato de Fajardo. El 1° de agosto de 1561 fundó la Villa de San Francisco, con el consabido reparto de las tierras y el nombramiento de las autoridades.


Lope de Aguirre


La lucha se libraba sin cuartel. Pero por aquellos días se produjo un hecho inesperado. Lope de Aguirre, el rebelde jefe de los marañones, que había dejado su camino desde Perú, cubierto de muertos, se apareció en la tierra venezolana. Ya había dejado una secuela desastrosa en la isla de La Margarita. Ahora se requería de toda la gente disponible para enfrentarlo. El Caballero de la Capa Roja no dudó en atender ese llamado y partió con seis hombres. Sin embargo, no llegarían muy lejos. Al pasar por Los Teques, los indios les tendieron una emboscada. ¡Todos murieron! Según contaban, Rodríguez Suárez había luchado hasta el límite de sus fuerzas y había muerto de cansancio, sin haber sido herido.


Antiguo mapa de la Provincia de Caracas


A raíz de estos hechos, se designó un nuevo Gobernador, el Licenciado Bernáldez. Este le dio carácter de prioridad a la conquista y pacificación de la Provincia de los Caracas. Así, cuando Fajardo (quien seguía en sus andanzas) solicitó refuerzos, enviaron al andaluz Luis de Narváez, al frente de sesenta hombres. No habían avanzado mucho, cuando les salieron al paso cuatro mil guerreros indios. El contingente español terminó siendo destrozado. Apenas se salvaron tres personas, quienes corrieron a dar aviso a Francisco Fajardo. Este intentó resistir en la costa, pero cuando vio que todo estaba perdido, optó por huir, navegando hasta La Margarita.

Pero Fajardo era incansable y pronto se encontraba preparando una nueva expedición. Sin embargo, fue asesinado arteramente, en Cumaná, en 1564. De ese modo, nuevamente quedaba frustrada la conquista y colonización de esas tierras.

Hasta el propio Bernáldez trató de dirigir en persona la conquista, pero fracasó estrepitosamente. Al fin optó por retirarse. Ya la rebelión indígena se estaba saliendo de cauce, amenazando con extenderse hasta territorios considerados como "pacificados".

Losada, en sus delirios, pudo verse de nuevo al recibir el oficio con el nombramiento, para dirigir la conquista de esas tierras. Fue en 1565, ¡y cómo dudó para aceptarlo! Para entonces, su vida era bastante tranquila. Al año siguiente, el nuevo gobernador, Pedro Ponce de León, le ratificó en el mando de la expedición. Por su gran prestigio, era el adecuado para comandar un nuevo intento de sojuzgar a las indómitas tribus de la Provincia de Caracas. 



Lago de Valencia. Fotografía: Polarnik, Radoslaw Labno




A comienzos de 1567, él, con sus cincuenta y tres años, con su apellido ilustre, originario de la Provincia de Zamora, España; con un gran historial en las luchas de la conquista y colonización, y con un futuro halagüeño, trabajando sus tierras, ahora se encontraba en Villa Rica (hoy Nirgua), a punto de jugarse todo o nada y de iniciar ese viaje, con un destino incierto. Pasó revista a sus fuerzas: 150 españoles, entre caballeros, arcabuceros, rodeleros y 800 indios aliados. Hizo bendecir los pendones, hubo misas y juegos. Todos se confesaron y comulgaron. Cerca del Lago Tacarigua (Valencia) esperaron infructuosamente por unos refuerzos, que no llegaron. Pocos días después, iniciaron la ruta que los conduciría al temido Valle de los Toromaymas.


A los tres días de marcha, llegaron al lugar donde cinco años atrás, había muerto Luis de Narváez, con su gente. Aquel sitio fue bautizado como el Valle del Miedo. Pensamientos sombríos invadieron su mente. Losada no pudo menos que recordar ese hecho, así como la muerte del gran Diego García de Paredes, quién había caído en una emboscada, mientras buscaba a Narváez, sin saber que este había muerto. Además, no muy lejos de allí, debía estar el lugar en donde Rodríguez Suárez sucumbió en pie. Sintió un estremecimiento, rezó por los muertos y se acomodó instintivamente sus armas... había que seguir adelante.


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