miércoles, 24 de agosto de 2022

Leyendas del mundo. India. Tres leyendas.

 

La fortaleza de Bhangarh. 


El fuerte y el palacio real de Bhangarh. Foto: Chainwit, 2022.
Lic. CC BY-SA 4.0

La India abunda en lugares misteriosos. Tal vez el más conocido de ellos, sea el fuerte que se levanta en la ciudad abandonada de Bhangarh, ubicada en el estado de Rajastán, junto al Parque Nacional y Reserva de tigres de Sariska. Su mala fama es tal, que allí está expresamente prohibida la presencia de visitantes, entre el atardecer y el amanecer. Muchos creen que allí existe una especie de portal, hacia la morada de los espíritus. En las noches, se oyen llantos y gritos. Voces que llaman a los que pasan cerca, y extraños olores que impregnan el aire. Luces y siluetas fantasmales, música... Todo como para crispar los nervios del más osado. También aseguran que nadie que pase la noche dentro de sus muros, saldrá con vida para contarlo. Conozcamos algo sobre su historia y su leyenda.


Akbar I, el Grande. Autor desconocido, Siglo XVII. 
Fuente: https://m.indiatimes.com


Para la segunda mitad del Siglo XVI, la mayor parte del subcontinente indio, además de otros extensos territorios, estaban bajo el dominio del Imperio Mogol. Eran los tiempos de Akbar el Grande. Omnímodo, no le temblaba la mano cuando debía actuar con dureza; pero a la vez, siempre demostró una gran sensibilidad por todo lo relacionado con la cultura. Las ciencias y las artes florecieron durante su reinado. Gracias a su impulso, la corte imperial llegó a ser el centro de convergencia de algunas de las mentes más esclarecidas de aquella época. A pesar de los episodios de crueldad y los conflictos religiosos que surgieron durante su gobierno, Akbar ha sido considerado como uno de los personajes más influyentes, en la historia de la civilización.


La fortaleza de Bhangarh, vista desde el palacio real.
Foto: Chaiwit, 2022. Lic. CC BY-SA 4.0


Uno de sus generales de confianza, fue el Rajá de Amer (o Jaipur, como sería conocido más tarde). Él ordenó la construcción de un fuerte en la ciudad de Bhangarh, hacia el año de 1613. Según ciertos relatos, en la colina donde sería levantado el castillo, vivía un monje, una especie de ermitaño, quien otorgó su consentimiento, imponiendo una sola condición: que jamás la sombra de algún muro o pared llegara a tocar el lugar donde él hacía sus meditaciones. De no hacerlo, la desgracia se abatiría sobre la ciudad y sus pobladores. 

Por un tiempo, dicho acuerdo fue respetado, pero luego quedó en el olvido. Así, al culminarse la obra, a cierta hora del día las sombras se proyectaban sobre el sitio prohibido. No parecieron percatarse en un principio, mientras una gradual pero constante sequía, acarreaba, de manera inexorable, la desertificación de la tierra. La antigua amenaza del ermitaño, parecía estarse cumpliendo. A raíz de la implacable hambruna del 1783, los famélicos sobrevivientes decidieron no aguardar más y abandonaron la ciudad, en busca de un mejor destino. Desde entonces, hasta hace pocos años, Bhangarh quedó convertida en una ciudad fantasma. Hoy existe una pequeña población junto a las antiguas ruinas.


Señora mogol. Autor desconocido, ca.1865.
Fuente: V&A Search the Collections.


Pero existe otra versión de los hechos. La princesa Ratnavati, nieta del rey de Jaipur, era conocida como la Joya de Rajastán, debido a su belleza sinigual. Para su desgracia, atrajo la atención de un mago tenebroso, llamado Sinhai. Ante la imposibilidad de conseguir el amor de la joven, él decidió recurrir a un hechizo. Sabiendo que la princesa gustaba de usar aceites y perfumes, se las ingenió para colocar una poción mágica, un filtro de amor, en uno de sus frascos. De algún modo, ella pudo enterarse de sus planes y llena de indignación, arrojó la botella contra una gran roca. La magia produjo el deslizamiento de la mole, que al rodar, ocasionó la muerte del mago. Antes de expirar, este alcanzó a proferir una maldición. Todo Bhangarh pronto sería destruído, sus habitantes morirían y jamás podrían reencarnar. ¡Así habría de ser por toda la eternidad! 

Un año más tarde, la ciudad sufrió un ataque y terminó siendo saqueada. Allí perecieron unas diez mil personas, entre las que se encontraba la princesa. Desde entonces, sus fantasmas recorren el lugar, sin rumbo y sin posibilidad de renacer. Además, existe la creencia de que solo el regreso de la princesa Ratnavati, podrá poner fin a la maldición de Bhangarh. 


Vimana.


El Pushpak (El avión de flores). Por Balasaheb Pant Pratinidhi, 1916.
En el libro Chitra Ramayana. Fuente: http://www.india-forum.com


De manera que puede resultar un tanto sorpresiva, en los más antiguos textos del hinduísmo, se encuentra la descripción de unos extraños objetos voladores. ¿Objetos voladores? Sí, de muchas formas y tamaños. Veamos algunas de ellas. 


El retorno de Rama hasta Ayodhya.

En el Ramayana, cuando Rama le dice a Sugriva: Apresúrate a subir en el carro, con tus generales... al instante Sugriva con los reyes de los simios y Vibhishana con sus ministros, llenos de alegría, subieron al gran carro Pushpaka. Cuando todos estuvieron embarcados, Rama ordenó al vehículo que partiese y el incomparable carro de Kuvera se elevó hasta el mismo seno de los cielos. El carro volaba como una gran nube empujada por los vientos...

En otro pasaje agrega: Un carro que se asemeja al sol, ese carro aéreo y excelente que va a cualquier lugar a voluntad, se parece a una nube de luz en el cielo, el rey entraba y el carro excelente se elevaba a la atmósfera superior.

En Mahabharata se hace mención expresa a estas "naves": Impulsados por alas de relámpago... era una nave que se elevaba por los aires, volando hacia las regiones solar y estelar... Ellos rugen mientras se dirigen hacia el cielo...


El carro celestial. El paso entre la India y Sri Lanka. De: El Viaje de Rama, ca. 1650.
Colección del Museo de Arte de San Diego, Ca. 
Fuente:Wikipedia



Hay algo que resulta una constante en esos antiguos relatos, los vimanas eran vehículos utilizados por unos seres superiores, que eran tenidos como dioses. Hacían uso de ellos, no solo como medio de transporte, sino también durante la guerra. Podían ser pequeños y ligeros, o tratarse de gigantescos "palacios voladores". Son numerosas y muy variadas las representaciones de esas máquinas voladoras, en la iconografía religiosa hindú. 

Por supuesto, es algo que ha dado pie a todo género de interpretaciones y especulaciones, en el tema de los viajes interestelares, sobre la presencia entre nosotros, de seres de otros mundos e incluso sobre la posibilidad del origen extraterrestre de los humanos. Leyenda o no, sobre estos asuntos nada ha sido demostrado, ni a favor ni en contra. Por lo tanto, no está dicha la última palabra, en modo alguno.  


Matsya y el Diluvio.


Vyasa, a quien los hinduístas atribuyen la escritura de los Puranas. 
Fuente: Ramayanadattaastri Publisher. http://archive.org


En uno de los libros hindúes más conocidos, que reciben el nombre de Puranas, se habla de una gran inundación. A pesar de que de inmediato pueda asociarse con el Diluvio, descrito en los textos de otras culturas y religiones, la crecida de las aguas no fue la consecuencia de una lluvia interminable, simplemente se debió a un desmesurado ascenso en el nivel de los mares. Los dioses habían tomado la decisión de purificar la tierra. Todo debería ser destruido, para permitir un nuevo comienzo. 

Un día, Vishnú el dios protector, transformado en un pequeño pez, cuyo nombre era Matsya, se acercó a Manú, el primer hombre. Por su sabiduría y sus virtudes, era el indicado para ser salvado y repoblar el mundo. Lo encontró junto al río, mientras se lavaba las manos; llegó hasta él y le habló. Empezó por decirle su nombre y luego le pidió que lo salvara de un pez mayor, que lo perseguía. Admirado ante aquel prodigio, Manú sacó al pecesillo del agua y lo puso en un recipiente de cobre. Al notar que Matsya crecía deprisa, lo colocó en un estanque, luego en un lago y por último, en el mar.


Matsya Avatar de Vishnú, conduce la barca de Manú. Por Uttar Pradesh, ca. 1870. 
Museo Victoria y Albert, Londres, UK.


Fue entonces, cuando el dios-pez le habló de nuevo. Le advirtió de la proximidad de la inundación y lo que habría de hacer para salvarse. Construiría una barca, con el espacio suficiente para él, su familia y algunos hombres sabios. Junto con ellos, debería llevar animales y semillas de plantas, para llevar vida a los bosques y a la tierra. Llegado el momento, navegaron a la deriva, hasta que pudo sujetar un cabo al cuerpo de Matsya. Este los condujo a través de las turbulencias del enfurecido océano, hasta que se encontraron a salvo, al arribar a una montaña que sobresalía de entre las aguas.
 

Matsya conduce el bote de Manú, durante la gran inundación.
Tomado de Mahabharata, Gorakhpur Gita Press, 1918.
Fuente: https://archive.org

Agradecido, realizó un sacrificio, pidiendo a las deidades celestiales que le concedieran una esposa. Un año más tarde, de las aguas del mar surgió una mujer, destinada a hacerle compañía durante el resto de su vida. Ese fue el origen de una nueva raza, que llevó el nombre de Manú. 


La tablilla en escritura cuneiforme acadia, en la que se describe el Diluvio.
Forma parte de la Epopeya de Gilgamesh. Foto por Mike Peel. 
Lic. CC BY-SA 4.0
 


Es innegable el parecido con el relato del diluvio, en los tiempos bíblicos de Noé o el de los aun más antiguos de Gilgamesh, de los sumerios. También figura en la mitología griega y en los antiguos relatos de la China. En el Popol Vuh, de los mayas, se describe una catástrofe similar. Resulta intrigante que algo de esa magnitud, haya permanecido en la memoria de pueblos tan distintos y separados geográficamente. ¿Será posible que haya ocurrido una inundación a nivel global en tiempos prehistóricos? ¿Pudo ser debido a severas modificaciones climáticas? 

En la China y en Mesopotamia, los estudios arqueológicos y geológicos han conseguido el rastro de lo que puede ser atribuido a una gran crecida, pero pueden seguir siendo considerados como eventos locales. Imaginar gran parte de la superficie habitable del planeta, bajo las aguas, podría implicar algo como el completo derretimiento de los hielos polares y la total alteración del llamado Ciclo del Agua. 


El Arca de Noé en el Monte Ararat. Por Simón de Myle, 1570.
Fuente: Sotheby's París.

En contraposición a todo esto, se encuentra la posibilidad de que todas las historias del Diluvio posean un origen común. Algo es seguro, grandes inundaciones, locales, siempre han ocurrido y seguirán ocurriendo. ¿Pudo el vago recuerdo de una gran catástrofe, ocurrida en tiempos remotos, conservarse en la tradición oral de algún pueblo y luego comenzó a transmitirse a otras gentes, que más tarde llegaron a incorporarla a sus sistemas de creencias, como algo propio? Pero de ser así ¿cómo pudo llegar hasta los relatos de los lejanas tribus mayas, por ejemplo?

Es un tema que deja más preguntas que respuestas, sin duda. Tal vez, en algún lugar desconocido de la India milenaria y misteriosa, puedan encontrarse las claves para descifrar buena parte de estos interesantes enigmas. ¡Solo el tiempo lo dirá!    



Lecturas adicionales.


Mitos y leyendas de la India.
Lugares embrujados de la India.
Bhangarh fort.
Princess Ranavati rebirth.
Vimanas Mahabharata.
¿Quién creó a Manú?
¿Qué culturas comparten la idea de un Diluvio Universal? 


 

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