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Maatkara Hatshepsut. Foto: rob koopman, Netherlands, 2009. Lic. Creative Commons Attribution-Share Alike 2.0 Generic |
La tumba KV60, permanecería sellada hasta el año de 1989. El arqueólogo estadounidense, Donald P. Ryan la había incluido en su proyecto, centrado en el examen de tumbas no decoradas, en el Valle de los Reyes. Había sido una sugerencia de la egiptóloga Elizabeth Thomas, ante la incertidumbre en la identificación de la misteriosa y maltratada momia, que allí permanecía. Pensaba que tal vez podría pertenecer a la reina Hatshepsut. Sin proponérselo, Ryan dio con la entrada de la esquiva tumba, el mismo primer día de trabajo.
Hacia el año 2005, el renombrado egiptólogo Zahi Hawass, para entonces a cargo del Ministerio de Antigüedades de su país, estaba empeñado en la búsqueda del cuerpo de la gran reina. Decidió hacer un inventario de las momias femeninas sin identificar, que pudieran pertenecer a la realeza de la dinastía XVIII. De manera anecdótica, la primera vez que contempló los restos tendidos en el suelo, en la tumba KV60, jamás creyó posible que pudieran ser de Hatshepsut. Quizás había idealizado la fisonomía de una mujer de la que alguna vez se dijo que "contemplarla era más hermoso que nada" y el cuerpo momificado correspondía a una anciana regordeta y con signos de haber padecido numerosos achaques.