Ruinas de Pompeya. Foto: Daniel Delgado, 2010. |
Vista del Foro Romano. Foto: Marcel Roblin, 2017. Lic. C. Commons Attribution-Share Alike 4.0 International. |
Saqueo de Roma, por los galos. Por Nicolás Chifflart, 1863. Fuente: www.latribunedelart.com {{PD-US}} |
A pesar de todo, un siglo más tarde, Roma no solo se había recuperado, también había establecido su dominio sobre un amplio territorio, cuya extensión superaba los cien mil kilómetros cuadrados. A medida que la ciudad comenzó a crecer en importancia, los historiadores romanos se vieron tentados a rellenar los vacíos de lo ocurrido durante sus inicios, con leyendas e historias transmitidas de padres a hijos. Resulta obvio el propósito de ennoblecer su origen, y de resaltar las características de lo que significaba ser un buen romano.
El Senado romano. Cicerón denuncia a Catilina, por Cesare Maccari 1889. Sala Maccari, Turín Italia. {{PD-US}} |
Augusto hace cerrar las puertas del templo de Jano. Por Louis de Boullogne. Fuente: www.univ-montp3.fr {{PD-US}} |
Numa Pompilio recibe las leyes de Roma, de la ninfa Egeria. Por Felice Giani, 1806. Palacio de la embajada de España. Roma. Fuente: https://bcs.fltr.ucl.ac.be |
El río Tíber, bajo el castillo y el puente de sant´Angelo, Roma. Foto: Lalupa, 2005. |
Esa situación, provocó el recelo y puso sobre alerta a la mayoría de los pueblos cercanos, principalmente latinos y etruscos. Debido a eso, los romanos de los primeros tiempos, tuvieron que aprender a moverse con cautela, pero sobre todo, a mantenerse unidos (cosa que no supieron hacer sus vecinos). Para sobrevivir entre enemigos, era imprescindible dejar los conflictos internos en un segundo plano. Cada vez que Roma olvidó esas lecciones, las consecuencias fueron catastróficas. Por último, y no menos importante, la creación y el mantenimiento de un ejército profesional se convirtió en una prioridad. Esto sí habría de acompañarles por el resto de su historia.
Por otra parte, la influencia de los etruscos, de un modo curioso, terminó por favorecer a Roma, a pesar de su aparente enemistad. La cercanía entre ambos, ocasionó una simbiosis en el aspecto cultural. Como sería de esperar, el saldo fue positivo para los aún rústicos romanos, por ser los etruscos un pueblo mucho más civilizado.
El conflicto con Alba Longa iba in crescendo. Hacia el año 667 aC. la situación exigía un desenlace. Pese a todo, privó el buen sentido y ambas ciudades optaron por evitar una cruenta batalla decisiva, que podía dejarles a merced de otro enemigo. Como en los tiempos antiguos, el conflicto habría de resolverse mediante una lucha cuerpo a cuerpo, y a muerte, entre sus mejores hombres. Lo ocurrido en aquel duelo, llegaría a ser uno de los cuentos favoritos de los romanos. Estos, escogieron a tres valientes hermanos de la familia de los Horacios, mientras que los Curiacios darían la cara por Alba Longa. Luego de un encarnizado combate, y cuando la balanza parecía inclinarse por estos últimos, ocurrió algo asombroso...
El juramento de los Horacios. Por Jacques-Louis David, 1784. Museo de Louvre, Paris, Francia. Foto: The Yorck Project, 2002. {{PD-US}} |
Horacio da muerte a su hermana. Por: Louis-Jean-François Lagrenée, ca.1754. Museo de Bellas Artes de Rouen, Francia. Foto: Philipe Ales. Lic Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 Unported. |
"¡Que así perezca toda mujer romana que llore a un enemigo!"
Al asesinar a su hermana, Horacio mostraba que el amor por Roma, debía ser puesto por encima de cualquier otra cosa. ¡Toda una lección de virtud ciudadana! Es posible que algún suceso real haya servido de base para este imaginativo relato. La tradición oral se encargó de conservarlo, hasta que fue recopilado y posiblemente embellecido, en una época posterior.
Victoria de Tulo Hostilio, sobre Veyes y Fidenas, En esta batalla las fuerzas de Alba Longa violaron su acuerdo con Roma. Por Cavalier D'Arpin 1601. |
Llegarían tiempos difíciles y continuarían las guerras... Para colmo de males, sobrevino una terrible epidemia. Todo eso afectó el comportamiento del rey, según el historiador Tito Livio. Al caer enfermo, se convirtió en un hombre místico. La mayor parte de su tiempo la pasaba en los altares, haciendo sacrificios a los dioses. Desafortunadamente, pareciera que sus ofrendas no debieron resultar gratas. Poco tiempo después, un rayo incendió su palacio, pereciendo él y toda su familia. ¡Aquello más bien lucía como un castigo del cielo!
Sin embargo, mucho más realista podría ser la opción de que algún descendiente de Numa Pompilio, aspiraba al trono y no encontró una mejor solución, que asesinar a Tulo Hostilio. De ese modo, en medio de una tormenta, irrumpió con sus seguidores, asesinó a la familia real y puso fuego al palacio. Luego, no sería difícil atribuir el incendio a la voluntad del rey de los dioses. Hay que decir, que a todas luces, gobernar Roma se estaba convirtiendo en una ocupación muy peligrosa.
Anco Marcio, cuarto rey de Roma. De: Promptuarii Iconum Insigniorum Publicado por Guillaume Rouille, 1553. {{PD-US}} |
Vista de Roma, desde el monte Aventino. Litografía por Eberhard Emminger, ca. 1850. Según la tradición, este fue el lugar elegido por Remo, para fundar la ciudad. Fuente: www.zeller.de {{PD-US}}. |
Por supuesto, los historiadores que escribieron sobre ese período, deben haber hecho lo posible por hacer modificaciones, eliminando todo lo que pudiera afectar al orgullo romano. Ante ciertas situaciones que pudieran avergonzarles, era preferible dejar correr la imaginación y reconstruir los eventos, mezclando la realidad con la fantasía. De nuevo, es bueno recordar aquello de "la Historia la escriben los vencedores..."
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