La oscuridad envuelve a Troya con su manto. El embriagante aroma de las flores nocturnas invita al reposo. Pero, en su lecho, la reina Hécuba se agita inquieta. En sueños, ve que en su vientre lleva un tizón encendido, que termina por incendiar no solo el palacio real, sino la ciudad entera. Las llamas todo lo arrasan. Nada queda en pie. Al estar próxima a dar a luz, piensa que lo mejor será consultar los designios del oráculo.
La caída de Troya. Por Johann Georg Trautmann, Siglo XVIII. Fuente: http://www.zeller.de |