martes, 19 de mayo de 2020

Los Vikingos en América (parte 2).



Mapa de la expansión vikinga. Por Max Naylor. Adaptado por Rowanwindwhistler
Lic. CC. Attribution-Share Alike 3.0

La historia de los enjambres humanos se repetiría nuevamente. Aquella onda migratoria, cuyo epicentro estaba en Noruega, continuaba esparciéndose hacia otras regiones, entre las cuales se encontraba la volcánica y fría Islandia. A raíz de eso, antes de la mitad del Siglo X, los terrenos aprovechables de esa isla, comenzaban a ser insuficientes para sostener su población. Con el paso del tiempo, la crisis no hacía más que agravarse. Para escapar del fantasma del hambre y el hacinamiento, sus pobladores deberían volver la mirada hacia los mares del oeste.


Verano en la costa de Groenlandia, ca. año 1000. Óleo por Carl Rasmussen (1841-1893).
Foto: Bruun Rasmussen, 2011.

Como ya mencionamos, hacia el año 920, la gran isla que más tarde sería conocida como Groenlandia, fue avistada por primera vez. Sin embargo, a partir de su descubrimiento, habría de transcurrir un poco más de medio siglo, antes de que los vikingos osaran aventurarse de nuevo hacia ella. De acuerdo a las sagas nórdicas, Snaebjorn Galti fue el primero en intentarlo, en el 978. Su objetivo era la exploración y el establecimiento de una colonia. Para su desgracia, sus hombres lo asesinaron durante el viaje. Con la muerte de Galti, quedaría frustrado aquel proyecto.


Eric el Rojo.  Xilografía de una publicación  Islandesa de 1688.
 Groenlandia, por Arngrímurg Jónsson.
 Fuente: http://rmc.library.cornell.edu

En esa época, vivía en Islandia un personaje llamado Eric Thorvalsson. Todos lo conocían como Eric el Rojo, tal vez por el color de sus cabellos, aunque muy bien podría haber sido por su historial sangriento... Por sus delitos, había sido condenado al destierro por tres años. A falta de un lugar donde ir, en el que no fuera considerado un proscrito, decidió marcharse para la elusiva Groenlandia. No imaginaba que de ese modo, terminaría por escribir su nombre como uno de los exploradores más conocidos de la historia. Con la determinación que solo poseen aquellos que no tienen mucho que perder, él y su grupo atravesaron unos ochocientos kilómetros de un océano tempestuoso, para confirmar que los cuentos acerca de la gran isla virgen, eran ciertos. Lleno de entusiasmo, siguió la línea costera, navegando hacia el sur. De ese modo, se encontró con el extremo meridional de la isla (Cabo Farewell).


Puntos extremos de Groenlandia.
 Se muestra el Cabo Farewell, al sur.
Fuente: Greenland__stub.svg. 2009

A partir de ese punto, ascendió por la costa oeste. Sorprendido, Eric el Rojo comenzó a divisar hermosas y verdes colinas. Luego descubrió impresionantes fiordos, que le hicieron recordar a Noruega. Algunas ensenadas, escondían lugares aptos para el establecimiento de granjas y de pequeños poblados. La isla parecía estar desierta, lo que en ese momento representaba una clara ventaja. A pesar de la ausencia de grandes extensiones cultivables, la riqueza de la fauna parecía ser suficiente para proporcionar alimento a muchas personas. Según se cuenta en las sagas, Eric permaneció en esos lugares por tres años, mientras finalizaba su condena.


Narsaq, Groenlandia. Allí se han encontrado restos de un asentamiento vikingo.
Foto: Melissa Cherry Villumsen, 2018. Lic. CC Attribution-Share Alike 4.0 International.

Con la idea de encontrar gente dispuesta a fundar una colonia en esos parajes, regresó a Islandia, en el año 985. No tuvo que esforzarse para convencer a personas que venían padeciendo grandes privaciones. En ese momento, la idea de una isla llena de verdor, como su nombre sugería, debió resultar sumamente atractiva. Parece posible que Eric haya mentido o exagerado, acerca de las bondades de las nuevas tierras, pensando en atraer más voluntarios para su proyecto. De ese modo, un año más tarde, logró reunir una flota de veinticinco barcos. A bordo iba una esperanzada multitud, que cargaba con sus pertenencias y sus animales. Pero no todos estaban destinados a completar el viaje...

Aquellos fríos mares, en modo alguno significaban una fácil travesía. A fin de cuentas, solo catorce de los navíos lograron arribar a su destino. Un grupo de cuatrocientas cincuenta personas fue el primer núcleo de la colonización vikinga de Groenlandia. La escasa producción agrícola, habría de ser compensada con la cría de ganado de diferentes tipos, a lo que se añadía una gran abundancia de peces y animales de caza. En el momento de su máximo apogeo, la isla llegaría a contar con una población cercana a los diez mil habitantes. Pero con el paso de los años, esas colonias sufrieron un proceso de decadencia, hasta que a comienzos del Siglo XV, debieron ser finalmente abandonadas. 


Ruinas de iglesia en Hvalsey, Groenlandia.
Por Frederik C. Peter Ruttel

Una vez establecidos en Groenlandia, el azar volvería a mover sus piezas. En su progresivo avance hacia el oeste, los vikingos habían llegado hasta la antesala de un mundo desconocido. Algo parecía seguro: al estar tan cerca de las costas de Norteamérica, no hacía falta más que otro "error de navegación", para que ellos se convirtieran en los primeros europeos en poner el pie en el continente americano. Y en efecto, así ocurrió. Pero, ¿qué pudo ocurrir luego, para que todo aquello quedara enterrado en el olvido?

Por entonces, existía un activo movimiento comercial entre Islandia y Noruega, sobre todo, durante el verano. Grupos de intrépidos marinos aprovechaban el relativo buen clima para transportar sus cargamentos. Uno de ellos, cuyo nombre era Bjarni Herjolfsson, tenía por costumbre pasar el invierno en Islandia, junto a su padre. Cuál no sería su sorpresa, al enterarse de que este había partido hacia Groenlandia, con el grupo de colonos que acompañaba a Eric el Rojo. Sin dudarlo, tomó la decisión de ir tras ellos, a sabiendas de que se adentraría en aguas desconocidas.


Detalle de un antiguo mapamundi  en el que se muestra la posición relativa de la costa noroccidental europea, con las islas británicas, Escandinavia, Islandia, Groenlandia y Vinlandia a la izquierda (Se supone que se trata de una copia hecha en el Siglo XV, de un original del Siglo XIII, pero es considerada falsa por los estudios realizados). Fuente: Universidad de Yale

De manera temeraria, zarparon hacia Groenlandia, teniendo solo vagas referencias acerca de la isla y de como llegar hasta ella. Navegando con instrumentos rudimentarios, entre densos bancos de niebla, era muy difícil que no equivocaran el rumbo. Cuando finalmente avistaron tierra, Bjarni pronto intuyó que aquello no podía ser la isla que buscaban. De hecho, nunca antes un europeo había visitado esos lugares. El azar los había llevado a una solitaria costa llana, rodeada por grandes extensiones boscosas. Sin detenerse, continuaron hacia el norte, donde predominaba un gélido y rocoso paisaje. Ante la inmensidad y la monotonía de aquel panorama, consideró que era inútil continuar por ese rumbo. Con buen sentido de la orientación, prefirió virar en dirección al este. Cuatro días más tarde, Groenlandia aparecía ante sus ojos...


Paisaje en Ivittuut, Groenlandia. Por Emanuel Petersen. Foto: bruun-rasmussen.dk  {{PD-US}}

Durante varios años, no quedó el registro de alguna nueva incursión de los vikingos hacia esas regiones. Sin embargo, en los días despejados, desde la altura de las montañas groenlandesas, algunos cazadores creían haber divisado borrosas formas en el horizonte. Solo hacía falta una persona curiosa y audaz, que se atreviera a navegar en esa dirección. Fue entonces cuando surgió la figura de Leif Ericsson, hijo de Eric el Rojo.

Él era un joven de aspecto imponente, además poseedor de grandes virtudes, según refieren las sagas. En el año de 1001, se decidió a zarpar en búsqueda de los secretos que las lejanas brumas debían ocultar. Es posible que Ericsson ya conociera ciertos detalles de la travesía y de lo que habría de encontrar. Habiendo comprado el barco de Bjarni, resulta lógico suponer que llegaron a conversar largamente sobre esos temas. Leif pidió a su padre, que tomara el mando de la expedición. Pero Eric era un hombre supersticioso y al sufrir una caída de su caballo, pensó que era un mal presagio, optando por permanecer en Groenlandia. De ese modo, su hijo dio comienzo a la aventura, al frente de una tripulación de treinta y cinco hombres. 


La ruta de  Leif Ericsson. Por Finn Bjoklid.
Lic. CC. Attribution-Share Alike 2.5 Gen

Poniendo rumbo franco hacia el poniente, comprobaron que todo cuanto había dicho Bjarni, resultó ser real. Se encontraron con inmensas masas de hielo, que parecían descender desde las montañas, hasta la costa rocosa. Definitivamente era un desierto helado, al que dieron por nombre Helluland (tierra de las rocas plateadas). Aquella era la Isla de Baffin (hoy perteneciente a Canadá). Virando hacia el sudeste, llegaron a una región llana, rodeada por densos bosques (Markland), situada en la actual Península de Labrador.


Leif  Ericsson descubre Norteamérica. Por Christian Krohg, 1893.
(En realidad, el primero en avistar esas costas fue Bjarni Herjolfsson).

Buscando la costa, navegaron hacia el suroeste. Dos días más tarde apareció la tierra de nuevo. Desembarcaron en una isla, en donde el rocío matinal les pareció dulce... Al arribar a tierra firme, sintiendo la proximidad del invierno, decidieron construir refugios resistentes. Los vikingos hallaron muy de su gusto aquellos lugares. Se encontraban rodeados por el verdor de una naturaleza espléndida. Podían atrapar grandes salmones con suma facilidad. Debido al clima moderado, pensaban que podrían ser buenas tierras para criar ganado. Por la abundancia de uvas silvestres, bautizaron esa región con el nombre de Vinland. En el verano, retornaron a Groenlandia, llevando con ellos las muestras de lo que habían encontrado y el  relato de sus experiencias. Sin embargo, Leif Ericsson nunca retornaría a esas tierras.

Existen dos versiones principales sobre esta historia, las cuales presentan marcadas diferencias. Actualmente, las Sagas de Groenlandia han llegado a ganar el apoyo de la mayoría de los estudiosos, por ser la más antigua. Nos hemos basado en ese relato...


Anse aux Meadows, Terranova, Canadá. Allí se descubrió un asentamiento vikingo, en 1960.
Foto: Michel Rathwell, 2006. Lic. CC. Attribution-Share Alike 2.0 Generic.

Otro aspecto que siempre ha atraído el interés, es la ubicación exacta del territorio al cual se le dio el nombre de Vinland. La descripción de las sagas proporciona algunas pistas, las cuales sin embargo, no son concluyentes. Algunas de ellas son: 1) El tiempo total del viaje. La lógica indica, que ellos debieron partir de Groenlandia cuando las condiciones eran favorables (fin de la primavera). Comenzaron por explorar desde el norte, hasta arribar a esas tierras, a tiempo de construir refugios para el invierno. Regresaron a comienzos del verano siguiente. Eso permitiría hacer una estimación de la distancia total recorrida. 2) Datos astronómicos. Se habla de la duración de los días y las noches, además de la posición del Sol, durante el solsticio de invierno. Lamentablemente, de acuerdo a esta información, Vinland podría ser ubicada en cualquier punto entre la Península de la Florida y la Bahía de Hudson... esto incluye la zona de los Grandes Lagos. 3) La descripción del paisaje. Según el relato, no llegaron a alejarse demasiado de una misma región geográfica y climática. 4) El viaje de retorno. De vuelta a Groenlandia, no se hace mención a una travesía prolongada... 

Además, se comenta sobre la suavidad del clima invernal, y la navegación de un río, hasta su nacimiento en un lago. Esto podría sugerir que se encontraban en una latitud mucho más al sur, de la que los vikingos estaban acostumbrados. Pero, ¿qué tan al sur podrían haber llegado? Algunos estudiosos han llegado a proponer que el clima en las regiones del norte, pudo haber sido más benigno en aquella época y que varios siglos más tarde, ocurrió una "pequeña Era de Hielo", que terminó provocando el abandono de las colonias de Groenlandia.


Vista desde el interior de un refugio vikingo, en L'Anse Aux Meadows,
 Terranova, Canadá. Foto: Pccoutu
      Lic, CC Attribution-Share Alike 3.0

El hallazgo de un campamento vikingo, al nordeste de Terranova, podría suministrar otra clave, pero esto tampoco resulta definitivo. Se piensa que hubo otros viajes desde Groenlandia hasta esas tierras, que no fueron documentados, por lo que estos pudieran ser los vestigios de cualquiera de esas incursiones. La mención a un episodio, en el que Leif Ericsson rescató algunos náufragos, durante el viaje de regreso, podría ser la confirmación de que otros navegantes se aventuraban por esos rumbos. 

Resulta evidente que falta información... Es muy posible que en un futuro no lejano, se realicen nuevos hallazgos arqueológicos y aparezcan sorpresas que den al traste con gran parte de lo que hasta ahora se tiene por cierto. Por lo pronto, parece apropiado situar la legendaria Vinland, entre el noreste de la isla de Terranova, en Canadá, y el Cabo Cod, en Massachussetts, Estados Unidos.

Aunque Leif Ericsson no retornó allí, ese no sería el final de la presencia de los vikingos en América. Sus hermanos continuarían visitando esas tierras, llegando a convertir aquel proyecto, casi en una empresa familiar. Esto podría explicar en parte, la escasez de información y la tendencia a caer en el olvido, de un descubrimiento que hubiese revolucionado el mundo de entonces, llegando incluso a alterar el rumbo de la Historia.  

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