Vista de Caracas en el Siglo XIX, por Ferdinand Bellermann. Fuente: gramscimania.info.ve |
Así transcurrieron los primeros tiempos de la ciudad de Santiago de León... en medio de una situación de fragilidad, a pesar de las bondades de su clima y su ubicación privilegiada. Una ciudad que luchaba por hacerse de un perfil urbano, bajo la amenaza de sufrir un despoblamiento definitivo, o de ser mudada de su sitio. Se estaba creando su historia, también sus leyendas. Del crisol de las razas se estaba originando, a partir de su escasa población inicial, un nuevo tipo humano. Ese ser hoy en día prácticamente extinguido, que llevaría con orgullo el apelativo de "caraqueño", comenzó a formar su identidad en aquellos ya lejanos días.
Techos de Caracas, por Federico Brandt, 1928.
Col. Galería de Arte Nacional. Fuente: CONAC. |
Al contrario de otras colonias americanas, allí no se habían encontrado grandes vetas de metales preciosos; esto hizo que la ciudad del Ávila, por mucho tiempo fuese una ciudad de tercera categoría, en medio de una de las provincias más pobres del imperio español. Pero había algo, posiblemente su marco natural, que cautivaba a no pocos, quienes quedaban prendados a primera vista de la humilde ciudad. Abundan las descripciones de viajeros visitantes, y la mayoría de ellos la califican de lugar paradisíaco. Tal era la belleza del lugar...
Fortín de San Joaquín de la Cumbre, en el Camino de los Españoles.
Cerro Ávila, Caracas. Foto: Arnaldo Noguera S. 2013. Lic. CC BY-SA 4.0 |
El Olonés, 1678. Autor desconocido. Del libro por: Alexandre O. Exquemelin. Fuente:Biblioteca del Congreso. USA. |
Asalto pirata, grabado. Tomado de: jazoera.blogspot.com |
Por supuesto, la situación cambió con la explotación del cacao, que atrajo una gran riqueza al país, pero también intensificó las correrías de los temidos piratas y corsarios del caribe.
Tras una larga lista de ataques piratas, a lo largo de las costas que hoy pertenecen a Venezuela, resultó la reiterada destrucción de algunas ciudades, especialmente de Maracaibo. Caracas nunca volvería a sufrir otra invasión, como la del referido Amyas Preston. Sin embargo hacia 1679, según algunos importantes historiadores, Caracas fue saqueada por filibusteros franceses...
Grammont durante un abordaje. De un grabado del Siglo XVII. |
La Guaira, Ferdinand Bellermann, s/f. Museo estadales de Berlín, Alemania.
Pino Iturrieta, Elías y Calzadilla, Pedro Enrique (1993). La Mirada del Viajero Extranjero en la Venezuela del Siglo XIX. |
Fortín El Salto, La Guaira, Venezuela. Fuente: notialternativo.wordpress.com |
Ruinas de la Iglesia de la Santísima Trinidad, Caracas ca. 1842
Por Ferdinand Bellerman. Galería de Arte Nacional, Caracas, Venezuela. |
Vista de Caracas, ca. 1902. Autor: Detroit Publishing Co.
Fuente: http://www.loc.gov |
Se cuenta que a mediados del siglo, un rico hacendado de Naiguatá, encargó a España esa imagen de la Virgen, como pago a un milagroso favor recibido. Debería ser colocada en el templo de San Francisco en Caracas. Fue realizada con todo esmero, igual a la misma virgen venerada en un convento madrileño, siguiendo sus instrucciones de no excusar gastos de ninguna especie. Ocurrió, que al ser transportada hacia su destinatario, ya cerca de las costas de Venezuela se desató una violenta tempestad; los vientos huracanados y la furia de las olas amenazaban con hacer ir a pique la embarcación. El capitán ordenó lanzar por la borda el cargamento, y así fue a dar al mar la gran caja en donde venía la imagen.
Imagen de la Virgen de la Soledad, iglesia de San Francisco, Caracas. Tomada del blog: mariafsigillo.blogspot.com |
La figura del Nazareno de San Pablo, también tiene sus leyendas, y está envuelto en un aura maravillosa, que lo hace realmente especial. Su origen se remonta al Siglo XVII. Más adelante conoceremos algo más sobre él.
Catedral de Caracas, Ramón Bolet Peraza. Litografía Siglo XIX. Fuente: vereda.ula..ve/wiki_artevenezolano |
Sin duda, lo religioso jugaba un papel preponderante en la vida de los habitantes de Caracas: habían sido inducidos a ello desde la fundación de la ciudad. Pero por desgracia, la superstición iba de la mano con el espíritu místico de nuestros ancestros. Las brujas y demonios venidos de Europa, se asimilaron a los espíritus y deidades de nuestros bosques. Ello unido a los rituales mágicos venidos del África, poblaría de todo género de grotescos y chocarreros entes, las tenebrosas noches caraqueñas. Si a esto se une la existencia de algunos oportunistas, que veían en esa oscuridad el ambiente propicio para cometer sus deslices, podremos darnos cuenta del grado de terror nocturno, que se debió padecer. Esto ocurrió durante muchas generaciones: creemos no exagerar, si decimos que tal situación llegó hasta el Siglo XX.
Cuentan que en cierta ocasión, vivían hacia los lados del Catuche, en una morada muy humilde, un campesino y su esposa. A duras penas, subsistían con el fruto del trabajo de él en el campo. Carmen, como ella se llamaba, esperaba un hijo que nacería en cualquier momento. Desde hacía algunos días, habían notado que unas personas a quienes no conocían, se les acercaban con insistencia. Pero cuando ella dió a luz, se terminó la tranquilidad; cada noche oían arañar la puerta de su casa, y se escuchaban golpes y movimientos en el techo. La pobre vivienda parecía que iba a desmoronarse; hasta que al fin, aquello todo acababa con la salida del sol. Un día el pobre Cruz, como él se llamaba, dijo al salir:
---"No vaya a dejá entrá a naiden, mi Carmen. Entoavía no se que pasó anoche. Pero algo muy feo nos estuvo aguaitando"... Cuando estuvo afuera, contempló los horribles arañazos, como de una fiera, en la puerta. Y parte del techo, a punto de ceder. ---"¡Ave Mariá Purísima!"... dijo, santiguándose horrorizado al descubrir el cuerpo decapitado de un gallo negro. No le quedaba duda de que se trataba de brujería, de algo diabólico. Partió en búsqueda de una mujer, que tenía fama de faculta en las artes mágicas. Ella debería de ayudarles.
Pero mejor continuamos con este relato en nuestro próximo capítulo. Se trata de una de esas historias que han pasado de generación en generación, y que poco a poco, se ha ido llevando consigo cada viejo que hemos visto partir a lo largo de nuestras vidas. Son las historias que ellos a su vez, escucharon de sus abuelos, son una parte viva de nuestra alma, de nuestras tradiciones. Hasta pronto, amigos viajeros!