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domingo, 9 de diciembre de 2018

Leyendas Vikingas cortas (4). Skiold, el rey que llegó del mar.

Dragon, en un tapíz medieval. Libro Familiar Nórdico, 1907. Vol. 6, pág. 816.

Viajemos a la época en la que el dragón aún sobrevolaba los cielos escandinavos. Los vikingos no se habían aventurado más allá de los fríos mares nórdicos. En aquellos tiempos difíciles, no existía más ley que el peso de las armas. Los señores de la guerra protegían las tierras de Dinamarca, pero avasallaban sin piedad a sus sencillos moradores.

jueves, 30 de junio de 2016

Los Normandos y Guillermo el Conquistador (parte IV).


        Abadía de Battle (Senlac). Mandada a construir por Guiilermo I en 1070,
cerca de donde se libró la Batalla de Hastings.
Foto: Anthony  McCallum, 2012.  Attribution: WyrdLight.com
  Lic. Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0


La Colina de Senlac.


En aquella mañana del 14 de octubre del año de 1066, algo parecía flotar en el ambiente, podía sentirse la inminencia de grandes, y graves acontecimientos. El rey Harold II de Inglaterra había llegado puntualmente, para una cita con la historia. Dispuso sus fuerzas de modo que bloquearan el camino hacia Londres, con lo que mostraba su obvia decisión de impedir, a cualquier precio, la invasión de los normandos. Allí, estaba por llevarse a cabo una gran justa medieval, que llegaría a decidir, no solo el dueño de la corona inglesa, sino también el rumbo futuro de esa nación.

lunes, 29 de abril de 2013

Boudica, la Reina Guerrera y la Britania Romana (parte III)

Roma,  La ciudad eterna


La presencia romana se mantendría en Britania por casi tres siglos y medio, luego de la derrota de Boudica. Se alternaron períodos de paz con tiempos turbulentos, en un permanente vaivén. En parte, esto era debido a los problemas que tenía Roma para custodiar sus fronteras más distantes, dada la expansión del imperio. Así mismo, las intrigas políticas en la metrópoli, tenían su peso. Los generales que se hacían muy exitosos (y poderosos), eran objeto del recelo imperial. No obstante, a menudo los hechos se encargaron de demostrar, que tal desconfianza estaba justificada.