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lunes, 24 de marzo de 2025

El Ciclo Troyano (parte 5. Los comienzos de la guerra).

 

Los amores de Helena y Paris (detalle). Por Jacques-Louis David, 1788.
Museo del Louvre, París, Francia. 

Sin mirar hacia atrás, Paris y Helena partieron hacia la ciudad de Troya. Lejos de sentir el más leve remordimiento, irradiaban felicidad. Mas no hay que olvidar que los humanos no somos sino simples muñecos, sujetos al veleidoso capricho de los dioses. Hera había jurado vengarse del irreflexivo amante, por lo que nunca quedaría satisfecha, hasta verlo acabado. Invocó a las deidades marinas y bastó solo un segundo, para que las quietas ondas se transformaran en vorágine, lista para engullir las embarcaciones troyanas. 

lunes, 5 de agosto de 2024

El Ciclo Troyano (Parte 2. El Juicio de Paris).

 

La oscuridad envuelve a Troya con su manto. El embriagante aroma de las flores nocturnas invita al reposo. Pero, en su lecho, la reina Hécuba se agita inquieta. En sueños, ve que en su vientre lleva un tizón encendido, que termina por incendiar no solo el palacio real, sino la ciudad entera. Las llamas todo lo arrasan. Nada queda en pie. Al estar próxima a dar a luz, piensa que lo mejor será consultar los designios del oráculo.


La caída de Troya. Por Johann Georg Trautmann, Siglo XVIII.
Fuente: http://www.zeller.de


lunes, 10 de junio de 2024

El Ciclo Troyano (parte 1. La manzana de la discordia).


Ilustración de La Ilíada, por John Flaxman, 1795. 
Fuente: Dr. Haack. Leipzig, Alemania.

Oh destino cruel, ¿por qué permitiste a la desgracia cebarse en la querida Ilión, también llamada Troya, hasta dejarla convertida en cenizas? ¿Cómo pudo el hombre hollar sus inexpugnables muros, erigidos por la mano de los dioses, y con su planta impía, profanar sus sagrados templos? ¿Acaso fue justo que los hijos pagaran por las culpas de sus padres? De haber sido ese el motivo, el precio resultó ser demasiado elevado. 

miércoles, 20 de febrero de 2019

El amor en la Mitología Griega.



Píramo y Tisbe. De un fresco en Pompeya. Foto: Pyrthis.jpg, 2009. Derivado de Escarlati.











Píramo y Tisbe.

Cuando el mundo aún era joven, en la opulenta ciudad de Babilonia vivían dos jóvenes que se profesaban un sincero amor. Aquellos eran los tiempos de la legendaria reina Semíramis. A pesar de que vivían como vecinos, sus familiares eran rivales acérrimos. Un muro les separaba, literalmente. Pero su amor se asomaba a través de una rendija, como una frágil pero persistente planta, ansiosa de florecer. Una cómplice grieta, era lo que permitía entrar en contacto a aquellas almas enamoradas.

Por supuesto, el mantener separados a dos jóvenes amantes es una de las tareas más arduas que existen. Así que día a día comenzaron a fraguar un plan, para huir juntos. ¡Nada podía ser más halagüeño! Un futuro juntos, sería la mayor de las felicidades. De ese modo, sin ser advertidos, en el silencio de una noche, la hermosa Tisbe y el impaciente Píramo, salieron de sus moradas. Quedaron en encontrarse junto a la tumba del rey Nino, junto a una gran árbol de moras. ¡Oh, hado cruel que te complaces en jugar con los mortales! Cuánta tristeza les esperaba en ese lugar…