jueves, 30 de junio de 2016

Los Normandos y Guillermo el Conquistador (parte IV).


        Abadía de Battle (Senlac). Mandada a construir por Guiilermo I en 1070,
cerca de donde se libró la Batalla de Hastings.
Foto: Anthony  McCallum, 2012.  Attribution: WyrdLight.com
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La Colina de Senlac.


En aquella mañana del 14 de octubre del año de 1066, algo parecía flotar en el ambiente, podía sentirse la inminencia de grandes, y graves acontecimientos. El rey Harold II de Inglaterra había llegado puntualmente, para una cita con la historia. Dispuso sus fuerzas de modo que bloquearan el camino hacia Londres, con lo que mostraba su obvia decisión de impedir, a cualquier precio, la invasión de los normandos. Allí, estaba por llevarse a cabo una gran justa medieval, que llegaría a decidir, no solo el dueño de la corona inglesa, sino también el rumbo futuro de esa nación.



Apartando los derechos consanguíneos que su rival por dicha corona podía aducir, está claro que Harold intentaba impedir la ocupación de Inglaterra por una fuerza extranjera. Aunque por su origen, nórdico-germánico, los normandos no resultasen ser demasiado diferentes de los sajones, la asimilación de los usos y costumbres francesas (romanizadas) a lo largo de más de un siglo, les convertía en unos verdaderos extraños. A fin de cuentas, no se trataba de un simple juego de poder, también se combatía por patriotismo.


El Canal Inglés, o Canal de la Mancha. Fotografía Satelital. Fuente: NASA. Formateada por: Stw (Wikipedia.de)

Hasta entonces, el duque Guillermo había contado con el mágico toque de la suerte. Tras una angustiosa espera, que se prolongó por dos meses, y estando casi varados en las costas de Normandía, los vientos necesarios para atravesar el Canal Inglés, soplaron en el momento más conveniente. Así, aquella nutrida flota, impulsada solo a vela, pudo arribar a las costas del sur de Inglaterra (Sussex), sin encontrar la menor oposición por parte de los sajones.



La Batalla de Hastings.


Aproximadamente a las nueve de la mañana de ese día, los dos ejércitos se miraban frente a frente. Harold dispuso sus fuerzas (unos siete mil hombres), ocupando las alturas de una pequeña colina, lo que sin duda les otorgaba cierta ventaja. El ejército sajón constaba de tres compactos bloques, formando una auténtica barrera humana. Los flancos quedaban cubiertos por campesinos y reclutas, quienes recibían el nombre de fyrdmen, los cuales no contaban con una gran experiencia militar. Sin embargo, hay que decir, que estos hombres poseían un valor a toda prueba, que los convertía en unos duros combatientes. Por otra parte, el cuerpo central, el corazón del ejército sajón, lo integraba una verdadera fuerza de élite, eran los temibles huscarles, quienes además tenían la misión de proteger al rey.


Batalla de Hastings, 14 de octubre de 1066. Disposición de los ejércitos:
Normando, color azul. Sajón, color rojo.
Por: Hoodinski, 2016. Fuente: Bitwa pod Hastings.
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Por su parte, los normandos se organizaron en cuatro cuerpos. A ambos lados, estaban situados los grupos de mercenarios, bretones y franceses. En el centro, se encontraba la invencible caballería normanda, comandada por el propio Guillermo. Al frente de todos, varias filas de arqueros y ballesteros formaban una muy eficaz vanguardia. A pesar de que su ejército lucía superior desde el punto de vista técnico, el duque enfrentaba una clara dificultad, ya que no le bastaba con triunfar en la batalla. Debía vencer pronto, sin permitir que sus fuerzas quedaran muy debilitadas, de otra manera, sus posibilidades de continuar con la invasión de Inglaterra disminuirían notablemente. Había que forzar la batalla, y utilizar estrategias efectivas. 




Tapíz de Bayeux. Escena 51. Batalla de Hastings. Caballeros y arqueros normandos.
Foto: Myrabella, 2013


El Tapíz de Bayeux.




Tapíz de Bayeux. Escena 48. La salida del duque Guillermo. Imagen del sitio web de Ulrich Harsh, 2011.
Tomado de http://hs-ausburg.de   {{PD-US}}

En él, puede evidenciarse que la batalla fue representada con el mayor realismo posible. Como si se tratara de una tira cómica, se sintetizan los hechos, y se logra transmitir una clara idea de la violencia del enfrentamiento... Antes del combate, se muestra al duque Guillermo, con sus armas, presto para entrar en acción. Luego él se coloca al frente de sus hombres, a quienes arenga, para ir al encuentro del enemigo; allí se puede apreciar el tipo de armamento que utilizaban, y sobresale lo que para entonces era una innovación: el uso de estribos por parte de los jinetes normandos, algo que llegaría a aumentar en gran manera la eficacia de los cuerpos de caballería, pocos años después.




Tapíz de Bayeux. escena 53 (detalle).
Combate de la caballería normanda contra la infantería sajona.
Fuente: Lucien Musset, El Tapíz de Bayeux, Boydell Press, 2005
{{PD-US}} 

Estas escenas, también permiten constatar que en Hastings, el ejército de Harold estuvo formado exclusivamente por cuerpos de infantería. El arma fundamental de los sajones era la temida y fulgurante hacha danesa, o hacha vikinga, una verdadera sentencia de muerte, para quien se pusiera a su alcance. En general, puede afirmarse que las armas que utilizaban, hacían del ejército sajón un enemigo poco moderno, pero bastante peligroso...


Tapíz de Bayeux. Escena 52a.  Imagen del sitio web de Ulrich Harsh, 2011. Fuente: http:// hs-ausburg.de  {{PD-US}}

A continuación, se muestra una carga de la caballería normanda, mientras reciben el apoyo de los arqueros. Por su parte, los aguerridos huscarles, afrontan ese ataque, protegiéndose con sus escudos, mientras arrojan sus lanzas, y causan estragos con sus hachas. Los hermanos de Harold, mueren en medio de ese combate. 


Tapíz de Bayeux. Caballos en la Batalla de Hastings.
Fuente: http://seattlegis.com  {{PD-US}}
La balanza aun no se inclina hacia alguno de los bandos. Los sajones se mantienen firmes; los caballos heridos, chocan entre ellos, y ruedan junto a sus jinetes. Un medio hermano de Guillermo, el sacerdote Odón, aparece en medio del combate. Otra escena muestra una gran profusión de cadáveres, de hombres y caballos. En el Tapíz de Bayeux no se relata, en modo alguno, la historia de una fácil victoria. Aquella es la representación de una batalla terrible y sangrienta... 


Después de sufrir una caída de su caballo, aparece el duque Guillermo levantando su casco, como para demostrar a sus hombres que seguía al frente de ellos. Luego, los arqueros y la caballería van colmando la escena. En la siguiente imagen, tal vez la más conocida del tapíz, se representa la muerte de Harold, en medio de una verdadera masacre. Sin embargo, no queda del todo clara la manera en que muere el rey. Algunos historiadores opinan, que allí se intentó asociar su muerte, con un castigo del cielo... 




Tapíz de Bayeux. Escena 57. La muerte del rey Harold.
Imagen tomada del sitio web de Ulrich Harsh. Fuente: http://hs-ausburg.de {{PD-US}}

La escena final muestra el fin de la resistencia sajona, y la persecusión de quienes habían logrado salir con vida de la batalla. En ese punto se interrumpe la descripción de estos acontecimientos, en el famoso tapíz. Se piensa que falta una sección, que posiblemente finalizaba con la coronación de Guillermo, como rey de Inglaterra.   

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Imágenes de la Historia Inglesa. Batalla de Hastings.
Autor: Joseph Martin Kronheim. 

A esta descripción de la batalla de Hastings, hay que agregar que el enfrentamiento se prolongó a lo largo de todo un día, y que el resultado realmente se mantuvo indeciso durante buena parte del mismo. Los ataques normandos fueron rechazados, uno tras otro, con no pocas bajas, mientras se mantuvo el orden en el campo sajón. Los arqueros y la misma caballería de Guillermo estaban resultando poco efectivos, sin duda por la inclinación del terreno. Si los sajones hubiesen mantenido su estrategia, posiblemente se hubiesen debilitado las fuerzas normandas, hasta el punto de tener que abandonar el combate. Tal vez, hasta podrían haber salido triunfadores. Pero nuevamente, los acontecimientos comenzaron a favorecer al duque de Normandía...

Esto ocurrió de un modo inesperado, cuando el ataque de los soldados bretones (aliados de los normandos), fue rechazado de un modo tan contundente, que debieron batirse en retirada; entonces los inexpertos reclutas sajones se lanzaron en su persecusión, sólo para encontrarse repentinamente rodeados por la caballería de los normandos, quienes les masacraron sin clemencia. Lo que resulta sorprendente, es que en el ejército de Harold no hayan logrado controlar esta situación, que llegó a repetirse, de un modo funesto, en el transcurso de la batalla.



Batalla de Hastings. Grabado por: W. Bromley, 1804. Según el cuadro
de Philip James de Loutherbourg. Retoques por: Jappalang.
Fuente: Google-hosted LIFE photo archive.

La batalla de Hastings resultó ser tan encarnizada, que hubo un momento en el que muchos creían que el duque Guillermo había sucumbido, lo que posiblemente hubiese significado la debacle de los normandos. Pero él solamente había perdido a su caballo. Al cabalgar de nuevo, debió mostrar su rostro, mientras continuaba arengando a sus hombres... Para entonces, la situación de los normandos era como para empezar a considerar una retirada, solo que el duque no era un hombre capaz de tal cosa. Pero al menos, debería cambiar de táctica. 

Guillermo, sagazmente, adaptó su estrategia a lo que había observado durante la batalla. Así, ordenó a sus hombres que atacasen con ímpetu, pero esta vez fingirían la retirada. ¡Y siempre los sajones terminaron por morder el anzuelo! Con gritos triunfales, abandonaban sus filas, en completo desorden, para perseguir a los "huidizos" normandos. Cuando llegaban a percatarse de la situación, estaban en medio del campo enemigo, en donde resultaban aniquilados con facilidad. De ese modo, fueron abriéndose importantes brechas en el ejército del rey Harold. Cuando ya no fue posible contener por más tiempo al rival, la batalla estaba decidida, solo quedaba por delante resistir y morir luchando, o escapar y salvar lo que se pudiera aun.



La muerte del rey Harold. Grabado por: Edmund Evans, 1864.
De: Harold II, A Chronicle of England, por James William Edmund Doyle

Una vez roto el orden, los sajones se convirtieron en una presa fácil para los arqueros y la caballería del duque Guillermo. Para el atardecer, el rey Harold y sus huscarles no tenían salvación, y terminaron por ser arrasados. Los sajones, ese día, se lo habían jugado todo, y perdieron... Como ya se dijo antes, no existe certeza alguna sobre las circunstancias de la muerte de Harold. Se ha dicho que su cuerpo pudo ser recuperado, y que fue enterrado en una abadía, en Essex, con honores reales. Pero esta tumba nunca ha sido hallada. Aun más, algunas leyendas, afirman que sobrevivió a la batalla, y pudo huir de Inglaterra. 



Mapa de Inglaterra. Con los principales eventos que llevaron
 a la coronación de Guillermo, el 25 de diciembre de 1066.
Autor: Alonso de Mendoza, 2012.

Algunos grupos de sajones, continuaron luchando hasta la llegada de la noche, mientras se batían en retirada. Pero en Hastings, Guillermo II de Normandía, había logrado su cometido, destrozando lo mejor de las fuerzas sajonas, y abriendo el camino para apoderarse del país. En el día de Navidad de ese mismo año, fue coronado como rey, en la abadía de Westminster. Quien alguna vez fue motivo de burlas y desprecios, por su origen bastardo, ahora era el rey Guillermo I de Inglaterra. Pero la Historia le tenía reservado otro nombre, por el que llegaría a ser mejor conocido, era Guillermo el Conquistador.


Guillermo el Conquistador. Por: Alphonse-Marie-Adolphe de Neuville, 1883.
Fuente: The History of France from the Earliest Times to the Year 1789, por
Francois Guizot, London, 1883.  {{PD-US}}

La rebelión de los señores sajones del norte, continuó durante algunos años más, llegando hasta a recibir apoyo del rey de Escocia, Malcolm III. Tras algunas derrotas de los normandos, el enérgico rey Guillermo se dispuso a enfrentarla personalmente. Las tierras entre York y Durham, mostrarían por mucho tiempo, las cicatrices de la devastación que produjo Guillermo, a manera de escarmiento, para asegurarse de que allí no se produjesen más revueltas. Las crueldades y excesos que se cometieron, no serían olvidados, durante muchas generaciones. Y lo que no se pudo lograr por la fuerza de las armas, lo hizo mediante la diplomacia.


Malcolm III de Escocia. Grabado, autor desconocido. {{PD-US}}

Los capítulos finales de la resistencia en contra de los normandos (1071), fueron meramente unas pequeñas guerrillas, que se refugiaron en una región cenagosa, no muy lejos de Londres. Debido a lo intrincado de la zona, lograron tener éxito durante algún tiempo, pero poco a poco, Guillermo fue estrechando el cerco, hasta lograr la rendición de esos rebeldes. Es muy posible que de esos hechos se haya originado la leyenda de Robin Hood y sus alegres forajidos sajones...

Luego de varios siglos, la dominación sajona en Inglaterra, había llegado a su fin. Guillermo I ocuparía el trono hasta su muerte, y su linaje perduraría en el tiempo. Todos los monarcas ingleses desde entonces, incluyendo a la actual reina, Isabel II, han sido descendientes de este notable hombre. 


Abadía de Battle, vista desde el campo de la Batalla de Hastings. Foto por: Ealdgyth, 2010.
Lic. Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0

De igual modo, un país como Inglaterra, que hasta entonces había sufrido invasión tras invasión, a lo largo de los siglos, jamas volvería a ser invadido exitosamente. Todo esto habla de una relativa estabilidad, cuyas bases fundamentales fueron colocadas en los tiempos de Guillermo el Conquistador. Él logró modernizar a esa nación, ejerciendo un gobierno que tal vez haya sido el mejor de Europa, para esa época. Sin embargo, no puede quedar sin decirse, que se cometieron muchos abusos y atropellos, sobre todo con los señores sajones. 


La influencia de los normandos además se hizo sentir en varios aspectos, uno de los más importantes fue en el idioma: el francés, hablado en la corte, terminó por dejar su huella sobre el idioma del pueblo, que era el inglés. Por otra parte, Inglaterra recibiría un valioso aporte en lo jurídico: el Derecho Romano, que permitió la modernización de la legislación inglesa. Además, la organización del estado, basada en el sistema feudal normando, y la realización de un censo de las propiedades, atrajo cambios positivos para el bienestar común.


Tumba de Guillermo el Conquistador. Iglesia de Saint-Étienne, Caen, Francia
Foto: Supercarwaar, 2015. Lic. Creative Commons Attribution-Share Alike 4.0

Guillermo, además de rey de Inglaterra, aun era duque de Normandía, esto lo mantendría activo, luchando en sus dominios insulares y continentales. Hubo de enfrentar múltiples revueltas, que siempre supo resolver, incluyendo el alzamiento de Roberto, su hijo mayor. También debió afrontar una guerra con Francia, por haberse anexado el condado de Maine. Hacia el año de 1087, mientras cabalgaba, asolando la ciudad de Mantes, Guillermo sufrió un accidente, que le produjo lesiones fatales. Fue llevado a Ruán, adonde falleció el 9 de septiembre. Sus restos fueron sepultados en la ciudad de Caen, en la iglesia de Saint-Étienne.

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Con el paso del tiempo, sajones y normandos, terminaron dando origen al pueblo inglés moderno, que forma parte de los británicos de hoy en día. Construyendo un país, que con sus virtudes y defectos, ha marcado la historia de la humanidad, sin duda, con un balance positivo. 

Aquel día del año de 1066, puede afirmarse que surgió una nueva nación. ¿Que hubiese ocurrido si la invasión de Inglaterra por Guillermo el Conquistador fracasaba? Esta es una pregunta sin respuesta. Pero los acontecimientos posteriores hubiesen sido bien distintos, eso es seguro. Por ello, Hastings está considerada como una de las batallas decisivas, en la historia de la humanidad...



La Torre de Londres. Su núcleo original fue levantado por
orden de Guillermo el Conquistador.  Foto: Simdaperce, 2008
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Bibliografía

1)   La Formación de Inglaterra. Isaac Asimov. Historia Universal ASIMOV. Alianza Editorial, 1983. México.

2)   Valores Humanos, vol. 1. Arturo Uslar-Pietri . Editorial Mediterráneo. EDIME, Madrid, 1982.

3)   Leyendas Nórdicas. Selección y adaptación: Antonio Urrutia Raspall. Ediciones AFHA. España, 1968.






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