Detalles Basílica del Salvador. Foto: Irashstar, 2008 Lic. Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 |
Por desgracia, la suerte de la imponente basílica pareciera haber quedado signada por la tragedia, luego de haber vivido épocas de esplendor. Los movimientos sísmicos fueron debilitando su estructura, hasta el punto de llegar al riesgo inminente de su desplome. A pesar de haber sido nombrada como Monumento Nacional, en el año de 1977, y de los esfuerzos por evitar su completo colapso, su futuro hoy en día es incierto.
La Iglesia de la Compañía y la Basílica del Salvador... sus historias están unidas: el fin de la primera, marcó el nacimiento de la otra. Dos templos, cuya magnificencia y triste destino, no son más que un recordatorio de la fragilidad humana. Comenzaremos por la historia de la Iglesia de la Compañía, guiados por el presbítero Mariano Casanova, quien años más tarde llegaría a ser el cuarto Arzobispo de Santiago. Podremos conocer más, acerca de sus orígenes y los infortunados sucesos que enlutaron a la ciudad, en diciembre del año 1863. En varios pasajes, nos atendremos a su escrito original, sin modificaciones...
Plaza de Armas, Santiago de Chile, 1850. Por Ernest Charton. Museo Nacional de Bellas Artes, Chile. |
Fundación de Santiago. Por Pedro Lira Rencoret, 1888. {{PD-US}} |
Plano inicial de la ciudad de Santiago en 1552. Autor desconocido, ca.1900. Fuente: www.archivovisual.cl {{PD-US}} |
Hacia el año de 1594, se levantó la primera iglesia de los jesuitas. Un año más tarde, estaba concluida. Debió tratarse de una edificación muy sencilla. Tenía una sola nave y era de adobe, debido a la escasez de recursos. Como es fácil de adivinar, ella no fue duradera. Al poco tiempo amenazaba con desplomarse, por lo que hubo de ser demolida casi por completo, para evitar desgracias. Por supuesto, nadie podía imaginar lo que el futuro tenía reservado para aquel sitio... En 1605, se dio comienzo a la construcción de un nuevo templo. Ocupaba solo la mitad de la cuadra, ya que en aquel entonces, el terreno adyacente no le pertenecía a la congregación. Solo tenía una torre, que se erguía en la esquina de La Bandera. Los trabajos tardarían veintiséis años.
"El retablo del altar mayor era tan rico, que fue apreciado en treinta y un mil pesos. El historiador Ovalle dice, hablando de esta iglesia que no había otra cosa semejante en todo Chile, y que solo la Catedral podría aventajársele..."
"Grande fué la solemnidad con que se estrenó el templo. No solo concurrió el pueblo todo de Santiago, sino que también vinieron numerosas tríbus de los campos y hasta de los lugares mas remotos. Muchos de los negros traidos del Africa se hicieron bautizar, movido por la magnificencia del culto católico. Ocho días consecutivos duró la celebración..."
"La iglesia fué dedicada al glorioso Arcánjel san Miguel..."
Mariano Casanova, cuarto Arzobispo de Santiago. 1906. Album de Chile, 1906. www.bibliotecanacionaldigital.cl |
¡Extraño sino el de aquel hermoso templo! Muy poco después, sería conmovida su estructura por un pavoroso terremoto, el 13 de mayo de 1647. Allí perdió la vida uno de los sacerdotes de la congregación. En principio, los jesuitas debieron conformarse con la reparación de la parte que había sufrido menor daño. El estado de pobreza general hacía poco prudente el acometer un trabajo completo. A pesar de eso, pronto se las ingeniarían para levantar de nuevo la iglesia, con un proyecto aun más ambicioso...
"Con todo, por el año de 1652, poco más o menos, trabajó el padre Vicente Modolell una iglesia provisoria, de 160 piés de largo y 50 de ancho. Era de tres naves, sostenida la primera con pilastras de madera..."
"Esa iglesia daba sobre la calle de la Compañia, con la fachada al oriente..."
Escudo de Armas de Santiago de Chile. Por: Bimbo & Hansen, 2008. |
Para ejecutar tan magnífica obra, resultaba imprescindible acceder a cuantiosos recursos, muy difíciles de conseguir por la vía de la limosna y las contribuciones. Esto pudo llevarse a cabo, gracias a la intervención de dos personajes ilustres de la propia congregación jesuita. Ellos fueron los hermanos Francisco y Gonzalo Ferreira, nacidos en Santiago, quienes provenían de una familia adinerada. Magníficos administradores, además eran notables arquitectos. Ellos tendrían la dicha de ver culminada su obra, treinta y nueve años después, en 1711.
Aquella construcción tenía algo más de setenta metros de largo y veintisiete de ancho: eran cerca de mil novecientos metros cuadrados, distribuidos en tres naves. Poseía diez puertas, tres de ellas en la fachada.
"... A un lado del frontis, sobre la primera capilla, se alzaba una elegante torre de las dos que se habían trazado en el plano. No tenemos datos para calcular la altura de estos dos cuerpos..."
"La fachada no correspondía al orden de la iglesia, y parece que nunca habia sido mejor que la que nosotros hemos alcanzado a ver..."
"Trece grandes ventanas y cuatro pequeños óvalos, además de la media naranja, facilitaban la claridad y la ventilación de aquella iglesia..."
Iglesia de San Ignacio, Roma. Italia. Foto: Tetraktys, 2010. Lic. CC BY-SA 3.0 |
La ciudad despertó con un fuerte terremoto, en la madrugada del 8 de julio de 1730. Los templos de San Pablo, Santo Domingo y La Merced se vinieron abajo... La Iglesia de la Compañía resultó con daños reparables, según el criterio de los expertos. Los materiales destinados para la torre, fueron utilizados para reforzar los arcos entre capilla y capilla, que habían sido seriamente dañados por el sismo. ¡Sabia decisión! una nueva sacudida, en mayo de 1751, posiblemente hubiese acabado con ella. Solo rasgó las bóvedas de cal y ladrillo, las cuales acabaron por ser demolidas. Nuevas reparaciones: esta vez se utilizarían techos de madera. Para el año de 1753, el templo de La Compañía estaba listo de nuevo.
"... No pudiéndose desde luego reparar la torre, que también había quedado mal parada, levantáron otra pequeña sobre la testera de la iglesia y colocaron en ella la campana para tocar a misa. Todos estos reparos y los demas gastos que hemos mencionado se hicieron exclusivamente por el Colejio, en razón de haber quedado sin deuda desde aquel año 1753. En el siguiente demolieron la torre de que hemos hablado y la reemplazaron por otra, colocada en medio de la fachada. Su forma no era en realidad elegante..."
"... En 1765, se puso en la misma torre el magnífico reloj que por 76 años ha sido el mejor de Santiago, sin que despues haya habido otro que le pueda ser comparado. Algunos restos de él se encuentran en el actual reloj de Santa Ana..."
"... Finalmente, enriquecieron los jesuitas con cuánto pudiera dar mayor realce al culto divino. Tenian preciosos ornamentos de que aun existen abundantes y ricas muestras en nuestra Catedral..."
"En 1766 pintáron los jesuitas la fachada y la torre para dar mayor esplendor, segun parece, a la solemnidad de la consagración de la iglesia, que hizo el Illmo. Sr. Aldai, Obispo de Santiago, a quien los padres regalaron el terno, la mitra y el báculo pastoral con que pontificó en aquel día."
Carlos III de España, por Anton Raphael Mengs, ca. 1760. Colección Pérez Simón, Mexico. {{PD-US}} |
Altar mayor de la Catedral Metropolitana de Santiago de Chile. Foto: Daniel Delgado |
"... Acomodaron un nuevo altar mayor y repararon cuanto les fué posible el interior de la iglesia. Desde entónces, la Compañía empezó a ser el teatro de los trabajos del clero secular y el campo en que se ejercitaban en el sagrado Ministerio los jóvenes levitas..."
"... Así marcharon las cosas, sin que nada fuese capaz de turbar ese órden; nada, ni los grandes cambios políticos que tuvieron lugar desde el año 10, ni aun el temblor del año de 1822. La Compañía seguia siempre siendo la iglesia más concurrida, la mejor servida de la capital y la mas amada de sus habitantes."
Iglesia de la Compañía de Jesús. Grabado en madera por Charles Barbant e hijo, 1880. Basado en una obra de Clara Filleul. Fuente: www.philographykon.com {{PD-US}} |
Irónicamente, los jesuitas volverían a Chile en el año de 1843...
Hemos de regresar a esos tiempos, para ser testigos de los acontecimientos que convirtieron a la querida Iglesia de la Compañía, en un triste recuerdo.
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