jueves, 27 de junio de 2019

Quién fue Santiago Bueras y Avaria




Plaza de Armas, Santiago de Chile, 1850.
 Por Ernest Charton. Museo Nacional de Bellas Artes, Chile.

La Plaza de Armas de la Ciudad de Santiago de Chile, es un lugar para el encuentro y el esparcimiento del pueblo chileno, así como para numerosos visitantes. Ubicadas en sus flancos, se pueden observar algunas venerables edificaciones antiguas, que nos transportan a épocas de esplendor, pero también de heroicos sacrificios y luchas.




Catedral Metropolitana de Santiago. Por Valeria 04
Lic. CC BY-SA 3.0

Como presidiendo el incansable devenir de ese hervidero humano, majestuosa, en un vano intento por hacer de ese sitio, un lugar de recogimiento y reflexión, se encuentra la Catedral Metropolitana de Santiago. En ella, contrasta la devota actitud de un gran número de personas, sumergidos en sus plegarias, solicitando tal vez algún favor celestial o quizás en agradecimiento por alguna merced recibida. Pero al mismo tiempo, allí abundan los mercaderes de la fe, o de la superstición, además de un sinnúmero de turistas y visitantes, que acuden allí, tan solo para hacerse "selfies", que nada tienen que ver con la atmósfera de ese lugar.


Altar mayor de la Catedral Metropolitana de Santiago de Chile.
Foto: Daniel Delgado


Recorrer sus naves y capillas, para contemplar sus altares y santas figuras, es algo así como dar un paseo por otras épocas. Lo religioso, la vida colonial y republicana, con todos sus altibajos, parecieran flotar allí, intemporales. En ella, reposan los restos de ilustres prelados y próceres de la historia chilena. Desde su construcción, esta iglesia ha debido adaptarse a las inclemencias de la naturaleza, teniendo que ser reconstruida y remodelada en más de una oportunidad. Incluso hoy muestra algunas cicatrices ocasionadas por la fuerza de los movimientos sísmicos.


Foto por Daniel Delgado


Junto a un altar, en el que se venera a la Virgen del Pilar, nos encontramos con una austera placa, que por su ubicación, tiende a pasar desapercibida. Esta placa marca el lugar en donde fueron colocados los restos de un singular personaje, cuyo recuerdo pareciera lentamente estar amenazado por el olvido. Se trata del Coronel Santiago Bueras, héroe de la Batalla de Maipú, clave para la Independencia de Chile. Allí, en medio de sus decisivas cargas de caballería, entregó su vida aquel hombre indomable, auténtico prócer de nuestras luchas americanas. Mas, ¿quién fue realmente José Santiago Bueras Avaria?

A todas luces, aquel hombre hubo de ser un personaje especial, merecedor del respeto y el agradecimiento de la patria que lo vio nacer. Digno de grandes honores, como el de reposar en la Iglesia Catedral. Sin duda, debió poseer una notable hoja de servicios, coronada por su actuación en aquel glorioso día. A pesar de ello, su heroico sacrificio, no parece ser suficiente. Con seguridad, allí, otros magníficos oficiales también ofrendaron su vida, a cambio de la libertad de la patria. Resulta obvio que Bueras fue alguien muy importante para la causa de la libertad chilena.

Al mismo tiempo, debemos anotar que tampoco le han faltado algunos detractores, que le asignan las mismas virtudes y defectos de cualquier otra persona. Podría decirse, que tienden a banalizar su vida, a bajarlo de su pedestal. Entonces, ¿quién fue el verdadero Santiago Bueras?



La catedral desde la calle Ahumada, por Mauricio Rugendas
Siglo XIX. {{PD-US}}

Nacido en Petorca, en 1786, se crio en un ambiente campestre, como hijo de un próspero hacendado. Pronto, aquel vigoroso niño descollaría entre sus amigos, por su tamaño y su fortaleza; de ese entonces data su apodo "el Huaso". No obstante, al mismo tiempo él lograba compartir la vida en el campo, con sus estudios. A la edad de doce años, ingresó a uno de los institutos de mayor tradición de la ciudad de Santiago, en plena calle Catedral. En 1802, lo encontramos como estudiante en la Real Universidad de San Felipe, adonde comenzarían a prender en él, las nuevas ideas de libertad e igualdad.


Grabado de un peón y un capataz. Por Claude Gay (1800-1873)
Atlas de la Historia Física y Política de Chile. París, 1854 {{PD-US}}


Apenas un año más tarde, debió interrumpir los estudios, para ocuparse de las tierras de su heredad, en la Provincia de Aconcagua. El joven hacendado estaba lejos de imaginar el giro que muy pronto iba a dar su vida... La toma de España por Napoleón Bonaparte, sirvió de pretexto para activar los movimientos libertarios, que se venían gestando en varios países americanos. Este proceso comenzó de una manera tímida, pero luego se transformó en un gran clamor. Ocurrió que en un viaje de negocios a la capital, Santiago Bueras fue testigo de los hechos del 18 de septiembre de 1810. En su alma ya no hubo margen para la duda, por lo que se alistó en las filas patriotas, con el grado de subteniente. Así, se inició como militar, en el recién creado batallón de infantería "Granaderos de Chile".

Poco después, como ocurre con muchos jóvenes soldados ante la inminencia de la guerra, Bueras se unió en matrimonio con su novia, Dolores Araya. De esa unión vendrían al mundo dos niñas.

Por su valor se ganaría el respeto, no solo por parte de sus compañeros de armas, sino también entre sus rivales. Sus apodos dejan intuir la admiración que él despertaba: el Hércules chileno, el Huaso, el Comandante de los Dos Sables, Bravo entre los Bravos... Parece posible que con su sola presencia, era capaz de infundir ánimo entre sus hombres, tal como ocurría con los héroes de la antigüedad. Sus hazañas le fueron convirtiendo en una leyenda viviente.



Santiago Bueras


Su primera oportunidad llegaría en la Plaza de Armas de la capital, en abril de 1811. Entonces arrolló a las tropas realistas, en lo que fue conocido como el Motín de Figueroa. Por su intrépida acción en la curiosa batalla de Yerbas Buenas, se ganó el ascenso a Teniente Coronel, a pesar de la derrota de las fuerzas republicanas. Debemos agregar, que esta es considerada la primera batalla de la guerra de independencia. Transcurría el mes de abril de 1813...


Bernardo O´Higgins, por José Gil de Castro, Siglo XIX
Instituto Geográfico Militar de Chile. {{PD-US}}


Su prestigio y su desempeño, le convirtieron en uno de los hombres de confianza de Bernardo O´Higgins y de José de San Martín. Sin embargo, vendrían tiempos muy difíciles para la causa de la libertad. Luego del triunfo en la Batalla de San Carlos y de la firma de un tratado de paz (1814), que solo constituiría una breve tregua, sobrevino el desastre de la Batalla de Rancagua. Eso significó el final de lo que ha sido llamado, la Patria Vieja. Por el momento, los realistas habían triunfado. No quedaba más remedio que salvar la vida y aprender de los errores cometidos. A este período, que duraría algo más de dos años, se le conoce como la Reconquista Española. Los patriotas debieron huir de las represalias realistas... pero el fuego de sus espíritus, nunca llegó a apagarse. Para el Huaso Bueras, llegaba el tiempo de demostrar su verdadera valía.


José de San Martín. ca. 1829. Museo Histórico Nacional


Los soldados fugitivos, encontraron refugio en Mendoza, Argentina, al otro lado de la cordillera. Allí, el General San Martín, derrochaba una gran actividad, al frente de las fuerzas patriotas. Acorde con su estrategia, era fundamental vigilar los movimientos del ejército español, en territorio chileno. Esa misión le fue encomendada a Santiago Bueras. Así, debió retornar en secreto a las tierras de Aconcagua (1816). También se encargaría de crear zozobra entre los realistas de la zona. De ese modo, al igual que Manuel Rodríguez en la Región de Santiago, más al sur, se convirtió en guerrillero, durante el período de la Reconquista.

Seguido por sus fieles huasos, Bueras mantuvo en permanente jaque a la provincia, al tiempo que reunía armas y municiones en un gran subterráneo de su hacienda en Curimón. Pero al final terminaron por ser descubiertos. De un modo casi increíble, a él no le pudieron comprobar nada. Sin embargo, algunos de sus compañeros no corrieron con igual suerte, siendo sentenciados a la horca, en la ciudad de Santiago. No obstante haber salvado su vida, fue condenado al destierro, en la Isla de Juan Fernández. Mientras estaba preso en Valparaíso, a bordo de la fragata Victoria, llegó la noticia de la importante victoria patriota en Chacabuco (febrero de 1817). De inmediato, estalló una rebelión entre los prisioneros. Con su gran audacia, Bueras logró tomar el control de la fortaleza.



El paso del Ejército Libertador por la cordillera de Los Andes.
Por Julio Vila y Prades, 1909. Foto por Alberto Palcos
Museo Histórico y Militar de Chile.



A su retorno, le fue asignado el comando del recién creado Batallón de Infantes de la Patria, el cual llegó a financiar con recursos propios. Se puso a las órdenes de Bernardo O´Higgins, a quien acompañó en la campaña de Talcahuano, al sur. A finales de 1817 fue incorporado al Estado Mayor del General en Jefe. Sin embargo, resulta curioso que a comienzos del año siguiente, él ingresara al cuerpo de caballería, abandonando la división de infantería, a la cual había pertenecido hasta entonces.

Poco después, ocurrieron dos hechos que debieron haber elevado grandemente su prestigio. Según sus biógrafos, el Huaso Bueras rescató a O´Higgins y a Freire, en medio de dos situaciones muy comprometidas. No hay que olvidar, que al lograr la independencia de Chile, a ambos oficiales les correspondió tomar las riendas del gobierno de la nación.

En Quechereguas, el 15 de marzo del año 18, Ramón Freire y un escuadrón de cazadores, habían quedado a merced de la caballería realista, mientras esperaban por un apoyo que nunca llegaría. Cuando todo parecía perdido para ellos, una impetuosa carga patriota, dirigida por Bueras, puso en desbandada al enemigo. Como un hecho anecdótico de ese combate, hay que resaltar que ante la inacción del general Brayer, el héroe tomó la decisión de actuar por cuenta propia.

Apenas tres días después, de nuevo su heroísmo saldría a relucir, en la desastrosa Batalla de Cancha Rayada, cerca de la población de Talca.

En medio de la noche, los realistas atacaron por sorpresa al campamento del Ejército Unido Libertador. Estos, a duras penas, pudieron defenderse. Las pérdidas en ese combate, fueron magnificadas en un primer momento, lo que desataría el pánico en la ciudad capital. Hasta se llegó a pensar que San Martín y O´Higgins habían muerto. Pero a fin de cuentas, la brillante actuación del general Las Heras y del teniente coronel Blanco Encalada, le evitaron males mayores al bando patriota. A pesar de la oscuridad, Bueras lograría mantener unidos a unos cien jinetes del "Cazadores de la Escolta". Con gran coraje, abriéndose paso con su sable, llegó hasta el lugar en donde O´Higgins se encontraba seriamente herido y a punto de caer en manos enemigas. De ese modo, el futuro Padre de la Patria, también fue salvado por el gran héroe...

Tras esa derrota, el Ejército Libertador pudo reagruparse, y emprendió la ruta hacia la ciudad de Santiago. Cerca de ella, se encontraron frente a frente con las fuerzas realistas. Allí, en el llano del Maipo se jugaría la suerte definitiva de la patria, en aquella memorable mañana del 5 de abril de 1818.




Carga de Bueras. Por Pedro León Carmona (!853-1899).
Colección Museo Histórico Nacional.

Ambos ejércitos se hallaban separados por una hondonada, tan solo esperando la señal de fuego. Al iniciarse el combate, el general español José Ordoñez, atacó con fiereza sobre el ala izquierda de los patriotas; si estos cedían, la derrota parecía segura. Es entonces cuando los Escuadrones de Cazadores a Caballo, bajo el mando del coronel Ramón Freire, respondieron con gran decisión. Las repetidas cargas de Santiago Bueras, al frente de sus hombres, no solo repelieron el ataque, sino que terminaron por destrozar a las tropas enemigas, que iniciaron un repliegue y la desbandada.


Batalla de Maipú, por Juan Mauricio Rugendas, 1837. Palacio de la Moneda, Santiago de Chile. {{PD-US}}


A pesar de la heroica y obstinada resistencia de algunos batallones hispanos, el día había sido para los patriotas. De la mano de San Martín, Chile había conseguido su independencia. No obstante, se había pagado un precio muy alto... Entre las bajas de esa encarnizada batalla, se encontraba el coronel Santiago Bueras. En el fragor de la lucha, cabalgaba impetuoso, hasta que una bala se encargó de segar su vida. Se dice que en el momento del triunfo, sus compañeros hicieron vítores en su honor. En el sitio donde cayó, sobre una piedra fue colocada la siguiente inscripción: "Aquí murió por la Patria, en demanda de su libertad".



La Muerte de Bueras. Por Pedro Subercaseaux, 1948.
Fundación Cardoen

Como ya dijimos, sus restos fueron depositados en la Catedral Metropolitana de Santiago, recibiendo todos los honores militares, en ese mismo año de 1818. Años más tarde, su sacrificio sería inmortalizado por el pincel del magnífico artista Pedro Subercaseaux. A Bueras se le respeta como el Padre del Arma de Caballería del Ejército Chileno. Un estadio, una estación del Metro de la capital, calles y algunos monumentos perpetúan el recuerdo de este prócer. Pero su vida va mucho más allá del mito y la leyenda: su nombre por siempre irá asociado al ideal de la libertad.

Cuando pasen por la catedral, no olviden buscar, en la nave izquierda, justo bajo una pintura de la Virgen de la Guadalupe. Allí se encuentra Santiago Bueras, recuerden su historia...

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