miércoles, 23 de enero de 2019
Venezuela Hoy. La Destrucción de un País.
Cada vez se hace más difícil y triste, escribir sobre la crisis de Venezuela. Es algo que nos deja el mismo sabor que al dar una condolencia: el lamento por algo o alguien que se nos fue. Cuánta razón tenían quienes visualizaron lo que vendría, desde hace años y comenzaron a darle el nombre de "ex país". Qué acertada la denominación del infame tirano que se llamó Hugo Rafael Chávez Frías, cuando comenzó a llamarnos "apátridas"; claro, él mismo se encargó de dejarnos huérfanos de patria. Con el vértigo de la vida moderna, la debacle de los últimos veinte años, ha ocasionado a nuestro país, un rezago de al menos un siglo, en casi todos los órdenes del progreso humano. Y ni hablar de la pérdida de libertades, más el pisoteo absoluto de los derechos civiles, allí retornamos a la época de las cavernas...
Apoyados en una fuerza militar incondicional, una pandilla de pillos (asesinos, terroristas y mal vivientes), cometieron el mayor robo de la historia: ¡el de toda una nación! En medio de la ruina general, vemos como florece un narco-estado, con absoluta impunidad, en buena parte gracias a la complicidad interna y foránea. No podemos olvidar como en el año 2003, un grupo de países amigos, además del Centro Carter y la OEA, contribuyeron a apuntalar la ominosa dictadura de Chávez, cuando la ciudadanía luchaba por desprenderse de esas cadenas. Desde entonces, los aliados del régimen han tenido completa libertad de acción. En otras palabras, hasta ahora nadie ha podido intervenir a favor de los venezolanos... pero en su contra, hay luz verde para hacerlo. Sobran los ejemplos de complicidad externa. Todavía en el presente, vemos como los aliados del régimen invaden el territorio nacional, con total descaro.
Ya no quedan palabras para expresar el dolor y la indignación, ante la impunidad con la que actúan las fuerzas que apoyan al gobierno. Asesinatos cometidos con flagrancia, amenazas, grotescas burlas; así se comportan estas hienas humanas, mientras siguen paseando su mal habida riqueza, de manera descarada, por todo el mundo. Niños asesinados, jóvenes desfigurados. Violaciones, utilización de los presos políticos como moneda de negociación. Es una situación que asquea. Sin duda alguna, que tanto dolor y tanta rabia, han causado daños a la salud física y espiritual de una gran cantidad de personas. Muerte, ruina, la destrucción tantos proyectos de vida, la disgregación familiar. La verdadera magnitud del daño ocasionado, jamás podrá ser evaluada. ¡El chavismo acabó con Venezuela!
De igual modo, es imposible pasar por alto el comportamiento de la oposición política. ¿Cómo olvidar que uno de los primeros objetivos que se planteó Chávez, fue el tener una oposición "a la medida de su gusto"? ¡Vaya que lo logró! De esperanza en esperanza, de promesa en promesa, con encantadores "cantos de sirena", han conseguido sobrellevar la situación durante todos estos años. Siempre canalizando el descontento popular, para invariablemente conducir a nuevas frustraciones, que de tanto repetirse van minando el ánimo general. Elecciones que no traen ninguna mejora, referenda, plebiscitos, marchas, diálogos con el régimen, agendas ocultas. En fin, solo se han dedicado a mantener encendida la llama de la esperanza.
Pero ¿cuáles han sido los resultados? ¿en verdad, vamos bien? La respuesta salta a la vista, el país nunca estuvo tan mal. Sin embargo, hay todavía algo peor, y es que la caída no se detiene: ¡nunca se toca fondo! Mientras, no hay más que fijarse el modo de vida de unos cuantos dirigentes políticos del gobierno y de la oposición, para entender la triste realidad. Han utilizado esa posición, como trampolín para una vida mucho mejor; es algo imposible de disimular. De manera sorpresiva, ahora muchos resultaron ser "ricos de cuna".
Como verdaderos desplazados por una guerra, hoy los venezolanos deambulan por medio mundo. A pesar de la innegable solidaridad internacional, la solución verdadera al asunto no radica en ese tipo de ayuda. El problema sigue siendo el régimen tiránico, que como una manzana dañada, amenaza con traer problemas mucho más serios a toda la región, tal vez a todo el hemisferio. Es evidente que un pueblo desarmado, jamás logrará liberarse de la pandilla que lo mantiene secuestrado, que además cuenta con el apoyo irrestricto de grupos terroristas internacionales, y muy importante, de naciones que claramente defenderán sus turbios intereses en el país, por encima de cualquier cosa.
Expertos en ganar tiempo, es bien sabido que todos los mecanismos internacionales cuya intervención es permitida por el régimen, es porque le son favorables. La visita de la expresidenta Bachelet, al igual que todas las reuniones de diálogo entre gobierno y oposición, no han hecho más que darle aire al dictador de Venezuela. Las acciones del supuesto presidente encargado, Juan Guaidó, no han conducido a ninguna mejoría de la situación: ¡Todo lo contrario! Se va a ir este año, y el país sigue de mal en peor. Los generales de mil derrotas de la MUD, siguen tomando las decisiones importantes e insisten en la vía de la negociación y de las elecciones. Nada sería más satisfactorio que equivocarnos al respecto, pero con esa gente y con esa táctica, jamás se resolverá el problema venezolano. Por la vía electoral y con negociadores sospechosos, no habrá solución posible.
Queda solo la opción de una intervención militar o al menos la ayuda con armas. Es la única manera de desalojar a los delincuentes que mantienen ocupada a Venezuela. No es la primera vez en la historia que un país necesita ayuda y se le ha brindado... Las consecuencias internacionales y el costo político por no actuar, estamos seguros que serán peores, mientras más se deje pasar el tiempo. Hace rato que este, dejó de ser un problema doméstico. La fuerza del mal está a punto de vencer y luego va a ser muy difícil de detenerla...
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