Orión. Por Till Credner, AlltheSky.com |
Al parecer, los fenicios transmitieron a los griegos el conocimiento
astronómico que a su vez, habían adquirido de los pueblos mesopotámicos. No olvidemos que
los fenicios y los griegos fueron hábiles navegantes, y un buen
conocimiento del cielo siempre fue muy útil en la navegación. Así que además de
un lugar apropiado para colocar a sus deidades y héroes, también había una utilidad
práctica para catalogar de algún modo los astros en general.
Orión, el cazador. De Johann Bayer |
Vamos a
sumergirnos en algunas de sus historias y sus interesantes enseñanzas, las cuales todavía mantienen su vigencia.
Pirra y
Deucalión
El Diluvio. Óleo por Paul Merwart |
Cuando dejó de llover, la embarcación finalmente tocó tierra en la cima del monte Parnaso. Al
retirarse las aguas, se veía destrucción y muerte por doquier. Se encontraban solos en el mundo, esto los mortificaba sobremanera. Decidieron consultar
a un oráculo, así que se dirigieron a Delfos. La respuesta que obtuvieron, fue que deberían cubrir sus rostros con velos y arrojarían hacia atrás los huesos de su
abuela, mientras iban caminando. Esto resultaba un poco enigmático, pero Deucalión pudo interpretarlo. Al hablar de la abuela, se referían a la Madre Tierra, y sus huesos deberían ser las rocas. Al hacer lo que se les indicó, las piedras arrojadas por Pirra se
convirtieron en mujeres, mientras que las de Deucalión originaron hombres.
Pirra y Deucalión . Grabado de Virgil Solis |
Faetón y el
carro del sol
El Sol sobre Atenas |
Faetón, hijo del dios Febo (Apolo, el Sol), no era más que un muchacho. En cierta ocasión, al discutir con otros jóvenes, estos se burlaron de él, poniendo en duda su origen divino y llegando al extremo de ofender a su madre. Ella, le aconsejó que hablase con su padre y le pidiera conducir el carro del sol por un día, para poder acallar las ofensas que había recibido. Caminando hacia el oriente, logró llegar a la morada del Sol, quien le profesaba un gran amor paternal. El dios, al ver a su hijo tan abatido, le juró por la laguna Estigia que le complacería en lo que le pidiese... Pero al escuchar lo que le pidió Faetón, hizo lo posible por disuadirlo y hacerle cambiar de idea, se trataba de una empresa realmente peligrosa, pero el terco joven se mantuvo firme. ¡Y le había dado su palabra!
La caída de Faetón. Óleo de Jan van Eick |
La Tierra sufrió terribles quemaduras. Entre gemidos, le pidió al rey de los dioses que pusiera fin a aquel tormento. Zeus no tuvo más opción que matar al joven, con uno de sus potentes rayos. Los caballos terminaron su recorrido diario en completo desorden. Así fue el triste final de Faetón.
Aracne
Aracne
Palas Atenea |
En la ciudad de Colofón, vivía una estupenda artesana, llamada Aracne. Ella era tan hábil haciendo bordados, que causaba la admiración de todos. La gente llegaba de lugares lejanos, solo para contemplar sus obras. Su fama fue creciendo junto a su vanidad, lo que la llevó a desafiar a la excelsa Atenea (quien había inventado ese arte), para dilucidar quien podía hacerlo mejor. La diosa no dudó en aceptar el reto.
Ambas se dedicaron a realizar su trabajo. El de Atenea era perfecto, pero el de Aracne, por difícil de explicar que parezca, era superior. ¡Algo en verdad sublime! Además, en su bordado, Aracne representó el tema de los amores de Zeus, es decir: sus triquiñuelas para engañar a las mujeres mortales. Nada menos que el padre de Atenea, como tema del bordado.
Atenea y Aracne. Por el Tintoretto |
Araña y su tela. Foto por: Luc Viatour /www.Lucnix.be |
De igual modo, muestran como los dioses no toleraban los sentimientos negativos. Castigaban con dureza la vanidad y la soberbia. Con seguridad, estas no eran bien vistas entre los antiguos griegos.
Un serio problema, como es la excesiva permisividad paterna: "el no saber decirle que no, algunas veces, a los hijos", y sus consecuencias (a veces muy duras, como en el caso de Faetón), ya se observaba en esos tiempos, y tampoco se les pasó por alto.
Zeus (Júpiter), Museo del Louvre |
La Mitología Griega es y seguirá siendo inspiración y tema en la creación humana. La literatura y el cine, por ejemplo, nunca dejan de lado estas fabulosas historias. Con sus personajes y sus hechos, ellas siempre ejercen una gran fascinación. Sin duda, nuestra cultura lleva en su origen, un gran componente heredado de los griegos, para fortuna de nosotros.
En ese pequeño país, con una naturaleza tan ruda, y con un pueblo que pocas veces supo unirse, la Chispa Divina iluminó al espíritu humano con una luz que aún no se ha apagado, y que debemos cuidar como uno de los más grandes tesoros.
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