lunes, 23 de diciembre de 2024

Grandes exploraciones. La Terra Australis Incognita y los viajes del capitán Cook (6a parte)




El capitán James Cook. Por Nathaniel Dance-Holland, 1775.
Museo Marítimo Nacional, Londres.


En el segundo de sus viajes, James Cook había podido dejar en claro, que la existencia del misterioso gran continente austral no era más que una fantasía. Por otra parte, durante su largo recorrido, había establecido con precisión las coordenadas de numerosas islas y archipiélagos. Gracias a él, la cartografía del Pacífico sur, comenzó a asentarse sobre bases reales y prácticas. Además, el conocimiento de sus habitantes, la fauna y su flora, vinieron a enriquecer los estudios etnográficos, lingüísticos y de las ciencias naturales.   

Vista de Tahití, segundo viaje del Capitán Cook.


La utilización exitosa del cronómetro especial para el cálculo de la longitud, significó un invaluable aporte para la navegación. ¿Y qué decir de sus logros en la prevención y control del escorbuto? 

Johann Reinhold Forster y su hijo Georg. Por John Francis Rigaud, ca 1780.
Galería Nacional de Retratos, Canberra, Australia.

Durante el regreso, de igual modo que en el viaje anterior, existía la orden de recoger todos los diarios y cuadernos de navegación que existieran a bordo. Sin embargo, esto no logró impedir la aparición temprana de versiones no autorizadas. Varias de ellas salieron antes de que la publicación oficial, escrita por el propio Cook, emergiera de la imprenta. Resulta llamativo que el autor de una de esas publicaciones no autorizadas, fuera Johann G. Forster. Recordemos que se trataba del hijo del famoso naturalista alemán, que había ocupado el lugar de Joseph Banks en ese viaje.

 

El interior de una villa, en Nueva Zelanda. Del Atlas de Viaje al Océano Pacífico... Por James Cook.
Londres, 1784 (División de libros raros). Tomado del blog static-prod.lib.princeton.edu.


Para su manuscrito, James Cook contó con el asesoramiento y la revisión del astrónomo William Wales y del sacerdote John Douglas. Magníficas ilustraciones le servían de complemento. Sus mapas, además de los dibujos de los lugares y la gente de las antípodas, le añadían especial interés. También incluía algunos valiosos informes del Capitán Tobías Furneaux. El libro resultó ser todo un éxito editorial, incluso superior al relato del primer viaje. Como una muestra, basta decir que durante el mismo año de su publicación, 1777, fueron necesarias tres ediciones adicionales, para satisfacer la demanda de los lectores. 

La fama y la riqueza habrían de ser el premio a los grandes servicios que James Cook había prestado a la corona británica. La Royal Society le concedió su mayor galardón: la Medalla Copley de oro. Aquel larguirucho joven, cuyo inicio fue el de un simple grumete, en un transporte de carbón, hacía ya casi treinta años, se había convertido en un flamante Capitán de Navío de la Marina Real. Ahora podría disfrutar de un tranquilo retiro en el Old Royal Naval College. Era un héroe nacional, luego de todos esos años viajando y abriendo nuevas rutas por los mares del sur.

Pero el destino tenía otros planes. El Almirantazgo consideraba que James Cook era el hombre indicado para encargarle otra misión, secreta y de suma importancia... Se trataba de la búsqueda de una ruta por el norte, que permitiera el paso de las embarcaciones, desde Inglaterra hasta el océano Pacífico. 

Por mucho tiempo, se mantuvo la sospecha de que existía una vía navegable entre el Atlántico y el Pacífico, cruzando las tierras de Norteamérica. De tal modo, el nuevo encargo para Cook, sería el de salir en busca de otro enigma geográfico: el Estrecho de Anián y el Paso del Noroeste. Como es de suponer, en caso de existir, los ingleses estaban interesados en su control. De hecho, se ofrecía una jugosa recompensa para aquel que lograra dar con ese cruce.  

Es posible que por cuestiones de tacto y por tratarse de un oficial en retiro, las autoridades prefirieron dejarle la opción de que él mismo terminara por ofrecerse. De ese modo, se le invitó a una cena, a la que también asistieron otros personajes importantes. Allí, salió a relucir dicho tema. Podría decirse que se le puso una carnada y mordió el anzuelo... Tal vez habría que suponer, que ya él comenzaba a echar de menos la vida en el mar. Pero posiblemente, también pudo sentir un arranque de humana vanidad, al suponer que su próxima recompensa podría ser el otorgamiento de un título nobiliario.


Retrato de Omai. Por Joshua Reynolds, 1776.
Colección de John Magnier, Irlanda.

El verdadero objetivo del viaje, debería ser conservado en secreto. Mientras, se dejaba traslucir que la finalidad era retornar al ya célebre Omai, hasta su hogar en Tahití. Nuevamente, Cook asumiría el mando, desde el HMS Resolution. Pero en esta ocasión, sería escoltado por el HMS Discovery, piloteado por el capitán Charles Clerke. Entre la tripulación, nuevamente figuraban los oficiales George Vancouver y William Bligh, quienes llegarían a adquirir fama y notoriedad por diferentes motivos, en el futuro.


Capitán Charles Clerke. Por Nathaniel Dance, 1776. 
Fuente: de.wikipedia


No había transcurrido un año, desde el regreso del segundo viaje. Ni siquiera había salido al público su libro A voyage towards the South Pole... cuando James Cook ya se había embarcado una vez más. El 12 de Julio de 1776, zarparon desde Plymouth, para cubrir la transitada ruta que cruza por el Cabo de Buena Esperanza. Desde allí, con rumbo franco al este, se dirigieron a Nueva Zelanda. Después, luego de algunos inconvenientes, pudieron llegar a Tahití, donde arribaron, el día 12 de agosto del año de 1777. Así dieron cumplimiento a la primera fase de su itinerario.


HMS Resolution y HMS Discovery, cerca de Tahití.
Por Samuel Atkins, ca. 1800. Fuente: history.org


Ahora, se iniciaba la verdadera misión. Explorarían la costa noroeste del continente americano, en busca de una posible entrada al paso inter oceánico. En su camino hacia esas latitudes, el 18 de enero de 1778, se encontraron con el archipiélago de Hawái. Según la tradición, el desembarco ocurrió cerca de la desembocadura del río Waimea, en la isla de Kauai. En honor al primer lord del Almirantazgo, Cook le dio el nombre de Islas Sandwich al mencionado archipiélago. 

Carta escrita por James Cook al artista William Hodges. 
Fechada en el Cabo de Buena Esperanza, el 5 de noviembre de 1776.

Lamentablemente, algo había cambiado. El hombre que sabía ganarse el aprecio de sus subalternos, por su mesura y su justo proceder, siempre dispuesto a escuchar y a velar por la salud de todos, había sufrido un cambio radical. Cualquier cosa, parecía sacarlo de sus casillas. Sufría de problemas estomacales. Por un asunto de escasa importancia, había ordenado la muerte de varios lugareños, en la paradisíaca isla de Moorea. 

Iniciando desde lo que hoy se conoce como Alta California, exploraron y cartografiaron la costa, hasta Alaska y el Océano Ártico. Notaron que los mapas existentes de esos lugares, eran de escasa utilidad. En el trayecto, pudieron interactuar y comerciar con algunas comunidades indígenas. Para los europeos resultaba de especial interés el mercado de las pieles. Más tarde, ambas naves traspusieron el Estrecho de Bering, pero el océano congelado les impidió continuar en su avance. Había que abandonar esas aguas... Ante de la amenaza cierta de perecer por inanición, sus hombres se vieron obligados a cazar morsas.

Luego de una escala en las islas Aleutianas, para hacer mantenimiento a las naves, regresaron a las islas Sandwich, o Hawái. Tras una breve exploración, anclaron frente a la Isla Grande, el 17 de enero de 1779. El desembarco ocurrió en la bahía de Kealakekuea. Halagados por el magnífico recibimiento, permanecieron allí por algunas semanas. Zarparon de nuevo hacia el norte, justo a tiempo para aprovechar la primavera y el verano boreales.


Vista de Karakakooa (hoy Kealakekuea). Grabado, ca. 1780. De Los Viajes de Cook, 8a edición. 
Webber, P. and Pollard, SC. Fuente: Biblioteca del Congres o, EEUU.


Quiso el infortunio que uno de los mástiles del Resolution sufriera daños a los pocos días. Lo más sensato sin duda, era retornar a Hawái para hacer las reparaciones. De nuevo en Kealakekuea, algo distinto se podía percibir en el aire. El trato amable y cordial de la gente había desaparecido, para dar paso a cierta hostilidad. Durante la noche del 13 de febrero, los isleños se llevaron uno de los botes auxiliares. Harto de los robos, Cook decidió tomar represalias, intentando secuestrar al rey de la isla.


La muerte del capitán James Cook. Por Johann Zoffany, 1795.
National Maritime Museum, Londres, UK.


Al descender a tierra, el grupo de Cook, se vio rodeado por una turba amenazante. Sin saber cómo, se inició un tumulto y sonaron varios disparos. En retirada, y con la mayor premura, Cook y sus hombres hicieron señales a sus compañeros que aún permanecían en los botes, pero estos, en medio de la confusión, muy poco acertaron a hacer. Una puñalada en el hombro y un golpe en la cabeza, hicieron caer de bruces al capitán Cook, quien terminó por ahogarse, casi en la orilla de la playa. Así, sin pena ni gloria, murió el gran hombre. El 11 de enero de 1780, se conoció la terrible noticia en Londres.

Monumento conmemorativo, en el lugar donde murió el capitán Cook. Erigido en 1874.
Fotografía por John Delaney, 2009. Fuente: static-prod.lib.princeton.edu.

Los lugareños devolvieron parte de sus restos, que tuvieron un funeral de honor, siendo finalmente dados a las aguas de la fatídica bahía de Kealakekuea.

A pesar de estar gravemente enfermo, el capitán Charles Clerke asumió el liderazgo y reanudó la búsqueda del Paso del Norte. Luego de otro intento infructuoso, murió por tuberculosis, el 22 de agosto de 1779. Maltrechos y fracasados, quienes quedaron al mando decidieron que ya habían tenido suficiente. Luego de pasar por Japón y la China, tomaron la vía de Las Indias Orientales y el océano Índico, en busca del Cabo de Buena Esperanza. Luego de dar algunos tumbos, debidos al mal tiempo, arribaron a Kent, al sur de Inglaterra, el 4 de octubre de 1780.

Había muerto, de manera un tanto absurda, uno de los grandes exploradores de la historia. James Cook siempre pareció destinado a ir en contra de la corriente. Con sus viajes, ayudó a derribar los mitos y fantasías que la mente humana había forjado y que tozudamente se rehusaba a abandonar. Podría decirse, que él fue un "anti descubridor"... como un heraldo de la llegada de los tiempos modernos.

Cook sustituyó el empirismo reinante en el oficio de la navegación, por el tratamiento objetivo de los datos. Su legado en la ciencia de la cartografía fue inmenso. Además, gracias a su empeño por mejorar las condiciones higiénicas y la alimentación a bordo, cambió en gran manera el futuro de los viajes inter oceánicos. No hay forma de obviar la contribución de sus viajes en los temas científicos,  y culturales, precisamente en una época en que las personas ansiaban conocer más y saber más.

 

James Cook toma posesión de Nueva Gales del Sur, en nombre de la Corona Británica, 1770.
Realizado a partir de una pintura de J.A. Gilfillan, Siglo XIX. Fuente: britannica.com

Con sus tres vueltas al mundo, fue un factor importante en la creación y la expansión del Imperio de Su Majestad Británica. Al respecto, puede afirmarse, que luego de Cook, nada volvería a ser como antes. El llamado de la civilización, pareció extenderse por todos los rincones del planeta. Por desgracia, casi siempre estuvo acompañada por un dominio férreo e intransigente, que a la postre costó mucha sangre y sufrimiento. 


Estatua de James Cook. Por William T. Tretheway, 1932.
Plaza Victoria, Christchurch, Nueva Zelanda. 

Aunque muchas de sus estatuas y placas han sufrido ataques, eso no le resta méritos a su obra, a su vida como hombre útil y cabal. Es bien conocida la tendencia de algunos grupos modernos a manipular el pasado de manera maliciosa, para el logro de sus objetivos políticos.

Algún día deberíamos recuperar la sensatez necesaria para cerrar ciertos ciclos de la historia, de manera definitiva. No hacerlo, puede llegar a ocasionar daños difíciles de predecir, en un futuro que ya tenemos a la vista...


Bibliografía. 

1. Los Descubridores. Daniel J. Boorstin, V1. Grijalbo Mondadori, S.A. Barcelona, España. ISBN 84-253-3044-0.

2. Capitán James Cook. Por James Fossdyke. En Historic UK. www.historic--uk-com

3. Los viajes del capitán Cook en el Siglo XVIII. Una revisión bibliográfica. Biblio 3W, revista bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales. Universidad de Barcelona. Por Marta Torres Santo Domingo, Universidad Complutense de Madrid.

4. El capitán Cook. Por Magdalena Merbilháa. www.red-cultural.cl

5. Cook´s third voyage and death. Por Nate Kerl. Captain Cook, the World´s Explorer. www.cptcook.com

 



  

  








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